El ciclista italiano Marco Pantani, de 34 años, fue hallado muerto ayer en la ciudad de Rimini sin que, al cierre de esta edición, se conocieran las causas de su fallecimiento. El cadáver del vencedor del Tour en 1998 fue hallado en una habitación de la residencia Le Rose por los gerentes del establecimiento, que fueron los que dieron la voz de alarma. La policía italiana encontró varios medicamentos en la habitación de Pantani, según la agencia Ansa, que asegura que, tras las primeras comprobaciones, la Policía transalpina encontró el cuerpo tumbando boca arriba junto a su cama. Según la misma fuente, el corredor había muerto de forma no violenta, pero se ignora aún si se trata de una muerte natural o si ésta fue causada por la toma de medicamentos.

El Pirata, que estaba sin equipo, había engordado 20 kilos y atravesaba sus horas más bajas. Pantani vivió un tormento desde que finalizó el último Giro en junio del 2003 en la decimocuarta posición. Desde entonces, su vida entró en un laberinto. Y, como sucedió en España con El Chava Jiménez, la prensa italiana prefirió esconder la realidad y hablar de depresión, en lugar de adicción; y de problemas psicológicos, en vez de cura clínica para tratar de dejar la dependencia de la cocaína. Pantani, que dio positivo con una tasa de hematocrito en la sangre del 52% en el Giro de 1999, se había separado de su novia danesa Kristina.

LA REACCION DE ESCARTIN "Ahora mismo me siento muy mal --dijo Fernando Escartín--. En cuanto me enteré me vino a la cabeza lo que sucedió con el Chava. No sé cómo ha sido. Estoy muy apenado", agregó el exciclista oscense, que calificó a Pantani como el "mejor escalador que ha habido en los últimos diez años". Vicente Belda también se mostró apenado. "Espero que todo esto sirva para que en lo sucesivo no nos encontremos con problemas como el de Chava o Pantani".

El Pirata, ganador del Giro y Tour en el 98, había visto relacionado en los últimos años su nombre con el dopaje. Así, fue absuelto el 2 de octubre pasado de una acusación de fraude deportivo por dopaje en el Giro de 1999, cuando tuvo que abandonar la ronda por un positivo.

Las autoridades italianas prohibieron la salida de un Pantani que en esos momentos estaba en posesión del jersey rosa cuando se le prohibió la salida, en Madonna Di Campiglio, después de que un control sanguíneo revelaba una tasa de hematocrito superior a la normal.

Hundido tras este duro golpe, cayó entonces en una profunda crisis psicológica de la que sólo salió en julio del 2000 para una breve aparición. En el 2001, en el Giro, fue de nuevo sospechoso de dopaje tras el descubrimiento por la policía de jeringuillas en su hotel.