Stefanos resumió así la paliza que recibió por parte de Rafael Nadal. «Tiene un talento que no le he visto a ningún otro jugador, el de hacerte jugar mal. Nunca he visto a un tenista como él, tiene un estilo de juego diferente, es como de otra dimensión». Tsitsipas fue eliminado en su primera semifinal en un grande, en el Abierto de Australia, a manos de Rafael Nadal, que en menos de dos horas apartó al emergente griego de 20 años del primer Grand Slam de la temporada para clasificarse por quinta vez para la final en Melbourne y perseguir así su 18º título grande en su 25ª final en este tipo de torneos, que jugará el domingo (9.30 horas) probablemente ante el serbio Novak Djokovic, a no ser que hoy el francés Lucas Pouille dé una sorpresa monumental y evite el 53º enfrentamiento -todo un clásico del tenis- entre los actuales números 1 y 2 del mundo. Todo el mundo habla de Tsitsipas como de un futuro número 1. Pero para batir al incombustible Nadal (que llevaba más de cuatro meses sin jugar partidos oficiales) hay que serlo de verdad, no potencialmente.

En un nuevo festival de buenos servicios, derechas ganadoras y, en este caso, un revés igualmente eficiente, el manacorense sacó de la pista a palos al joven griego y, después de seis partidos, sigue sin ceder un solo set en el torneo: 6-2, 6-4, 6-0. Nadal solo le dio una oportunidad de break a su rival y, en cambio, aprovechó casi todas las suyas (6 de 11) para despedir a un rival que se fue totalmente desorientado de la Rod Laver Arena.

«Estoy feliz por el torneo realizado, pero a la vez decepcionado por lo que ha pasado. Solo gané seis juegos, mi mente estaba como vacía, me sentía como un tipo de 2,10 metros de estatura que no se sabe mover en la pista. Me ha sorprendido. No tiene el mejor servicio, pero jamás me he acercado a una rotura. Y desde el fondo de la pista es muy agresivo», desgranó Tsitsipas, verdugo de Roger Federer en octavos y de Roberto Bautista en cuartos, en un inventario de los letales efectos secundarios que provoca el juego de Nadal.

¿ANTE DJOKOVIC?

«Aparte de que he sacado muy bien, es importante que continúe bien las jugadas tras el servicio, es importante que el rival vea lejos la posibilidad de lograr la rotura y confío en poder mantener el buen revés que he tenido para ser todavía más imprevisible», confesó el español , que ha superado con nota las dudas con las que había llegado a Australia. El año pasado no terminó tres de los cuatro grandes (en Australia se retiró en cuartos), aunque logró su 11º título en la tierra de Roland Garros, y perseguirá su 18º grande.

En caso de conseguirlo, sería el primer tenista en la era open (desde 1968) en haber ganado al menos dos veces cada uno de los cuatro grandes, y el tercero de la historia (tras los australianos Roy Emerson y Rod Laver). De tener enfrente el domingo a Djokovic (14 grandes en su haber), se podría tomar la revancha de la final perdida en el 2012, cuando sucumbió tras 5 horas y 53 minutos, en la final más larga en un Grand Slam. «Si la final es contra él, sería muy complicada porque es el número 1 y el rival a batir», dijo Rafael Nadal sobre el jugador serbio.