Aunque resulte difícil de creer, Nerea Langa acudía a los World Roller Games, que acaban de finalizar en Barcelona, con el único objetivo de conseguir una medalla en la prueba de 200 metros crono. Incluso le daba igual qué metal fuera, pero la intención era lograr subir a uno de los tres cajones del podio y sabiendo que iba a ser muy complicado.

Pues la patinadora aragonesa se ha vuelto a casa con cinco medallas al cuello, dos de oro y tres de plata, en su segunda participación en un Mundial júnior. «Estoy que todavía no me lo creo y muy contenta, pero no me creo aún lo que he llegado a conseguir», asegura. Y no es para menos.

La zaragozana ha vuelto a hacer historia y sigue confirmándose como una de las grandes promesas del deporte aragonés, si no es ya una absoluta realidad, como denotan sus cinco medallas. En la competición de 200 metros crono se colgó el oro, lo mismo que en la prueba de 500 metros; mientras que fue segunda en las carreras de vuelta al circuito, 1.000 metros esprint y 3.000 relevos. Sus cinco metales denotan una enorme progresión, ya que Langa había participado en el Mundial hacía un año, pero su mejor resultado fue un quinto puesto.

Como no podía ser de otro modo, los dos momentos que se le van a quedar en la retina siempre son los dos oros logrados en 200 y 500 metros, aunque por diferentes motivos. En el caso de la competición más corta, explica la aragonesa, «cuando salí de la carrera no sabía todavía si había ganado o no, porque por megafonía decían que no era yo la ganadora, pero en los tiempos sí. Había un contador en cada lado y el speaker vio el mío, pero el nombre de otra chica, y se confundió». Reconoce que fue «un pequeño momento de duda, pero me quedo con la imagen de cuando vi a mis padres», una vez se confirmó que sí, que había ganado.

En cuanto a los 500 metros, Langa tenía una espina clavada con esa prueba, porque por diferentes motivos nunca terminaba de completar una gran actuación. «Se me atascaba un poco. A veces no me salían bien las cosas y otras me tocaba una semifinal muy difícil y me quedaba a las puertas, pero conseguí ir pasando y, aunque la semifinal fue muy complicada, logré meterme en la final», explica la patinadora aragonesa, que también confiesa que fue «la prueba que más me gustó correr».

Por rizar el rizo, aunque Nerea es una especialista de la velocidad y la explosividad, se volvió a atrever con el maratón, que completó en el 49º lugar, un puesto muy meritorio contando con que solo había corrido uno antes, que fue precisamente en el anterior Mundial: «No lo suelo hacer, pero como podíamos… ya que estaba lo intentaba y a ver qué salía», comenta la zaragozana.

Los retos

A Nerea Langa le quedan dos retos por delante, uno a corto plazo y otro mirando más hacia el futuro. El más cercano es el Europeo que se disputará en Pamplona del 25 de agosto al 1 de septiembre, una cita para la que, como no podía ser de otro modo, tiene «las expectativas muy altas». «No estaba previsto llegar tan fuerte, pero el Mundial me ha servido para ello. Lo haré lo mejor que pueda», afirma.

Otro es ayudar en todo lo que pueda a que la gente se anime a ver más patinaje: «En España es una pena que haya deportes minoritarios y que no se vean por el simple hecho de que haya otros que pesen más. Me gustaría animar a todo el mundo a que vea todo tipo de deportes y que, si le gustan, que continúen con ellos. Que se aficionen al patinaje porque se puede coger la velocidad que quieras con tus propias piernas y en pruebas de fondo es parecido al ciclismo», subraya. Langa amenaza con seguir colgándose medallas por muchos años.