Serio, sin ganas de celebrar la goleada del Bayern sobre el Bremen (5-2), Pep era un hombre herido. "Ha sido una experiencia vital haber compartido tantas y tantas cosas con él. Esta tristeza me acompañará siempre, será imposible quitármela", confesó Pep Guardiola, que empezó expresando sus condolencias a los padres de Tito, a su esposa Montse, y a sus hijos Carlota y Adrià, también de sus padres y sus hermanos. "Éramos muy jóvenes. Nos queríamos comer el mundo y nos lo comimos", explicó el técnico del Bayern, que lució brazaletes negros por este motivo.