El partido comenzó con tristeza porque a la misma hora se enterraba a una persona muy apreciada para el club, Miguel Alvarez, lo que mermó notablemente la asistencia de espectadores en San Miguel, y tuvo una prolongación de amargura porque durante toda la primera parte aburrieron ambos equipos, y uno, el Casetas, se distinguió por marcar un gol estratégicamente perfecto, mientras que el otro, el Sariñena, se dedicó a hacer faltas y a protestar, sobre todo por parte de Chelu.

En el cuadro local Grasa fue el jugador más entonado. Se llegó al descanso y el empate a un gol hacía presagiar para la segunda parte cualquier resultado.

A los tres minutos de la reanudación los de Alfredo Muñoz se vieron de nuevo con el marcador adverso merced a un zurdazo de Navarro, que ponía el partido cuesta arriba, pero a raíz del 1-2 o bien se dio por conformado el entrenador visitante o bien el desgaste físico y el calor reinante pasó factura al Sariñena. El caso es que el entrenador casetero metió de golpe a Tonda y a Alfredo Martínez y con él llegó la revolución. Desde entonces se espabilaron todos, se jugó bien en todas las líneas y llegaron los goles.

Al cuarto de hora de haber entrado Alfredo, Pastor hizo un penalti a Asín que este mismo transformó en el empate a dos. Tres minutos después Longas ponía al Casetas por primera vez por delante en el marcador. Asín redondeó su cuenta particular con dos goles más, y, a falta de dos minutos, Alfredo Martínez le puso la guinda al partido y a su actuación personal al rematar una jugada personal de Samuel.

El Casetas terminó físicamente muy bien, lo que demuestra que está bien preparado, y rubricó una apoteósica victoria que fue bien sudada, trabajada y sufrida. Al final de la primera parte nadie pensaba que iba a terminar el encuentro así, por lo que el aplauso final de los aficionados a los jugadores fue gratificante y satisfactorio para los allí congregados. Asín, Alfredo e Iván destacaron por los locales, siendo Chelu y Guillermo los mejores visitantes.