El empate del Rayo Majadahonda contra el Córdoba certificó la permanencia del Real Zaragoza en Segunda, premio menor a una muy mala temporada pero, al final, un buen consuelo tal como llegaron a estar las cosas. Ha sido un año decepcionante y que obliga a la SAD a hacer seria autocrítica. El equipo cumplirá su séptima temporada consecutiva en la categoría, una cifra que desvela por sí misma la dimensión del fracaso.

Todos los focos están puestos en Víctor Fernández y en su calculada dilación en la respuesta a la pregunta del millón: su continuidad. El Zaragoza quiere que siga, la afición quiere que siga y el interesado ya no lo rechaza. Aquel no es no de diciembre, enero y hasta abril, cuando el club se puso a buscar técnico ante la negativa del aragonés, se empezó a atenuar hace pocas semanas. La ecuación es sencilla: si Víctor quiere, continuará. Solo falta que los juegos de fuerza terminen y que el entrenador se pronuncie.