El Químicas Iris apura los últimos minutos del entrenamiento. Tiene que dejar la pista libre para unos amigos. Son las nueve, la hora a la que se ha citado el G2V, el equipo de Liga laboral del Colo. Desperdigados, uno a uno, con la cabeza gacha y la mirada perdida, llegan puntuales a La Granja. En ese momento, la sobriedad del gesto se rompe y amanece una sonrisa cuando entran al pabellón, su hábitat, abrazados al fútbol sala. En el vestuario, juntos, todo cambia. Aparece la broma, la carcajada, la caricia, la amistad, la camaradería. Es una terapia de grupo, la fuerza del compañerismo, un ejercicio para salir adelante unidos, juntos, más que nunca, para regatear a la tristeza y no olvidar, no olvidar nunca. Porque a Carlos López, a Víctor Lázaro, a Víctor Moreno, a Javier Ondiviela, nadie les quiere olvidar. "Es como si estuvieran aquí, jugando con nosotros", coinciden todos.

"Eh, tú, deja de chupar cámara". "Sácame, a mí, a mí". Entre risas, buen rollo, el equipo se deja fotografiar antes del partido contra el Elefante Naranja. En ese momento llega Ingel Ezquerra, el entrenador. Sobra la charla y la arenga. Al se une al ambiente como un amigo más, intentando arropar a todo el mundo para que nunca falte el apoyo cercano. "La soledad es terrible. Lo peor son los sábados por la tarde, no poder jugar, estar en casa solo. Pero, cuando estamos todos juntos es cuando volvemos a sentirnos bien. Es nuestra tabla de salvación", expresa el técnico.

EL SILENCIO DEL ´TORO´ El Colo se ha resguardado en la Laboral para seguir respirando y no consumirse en la tristeza de una tragedia terrible. "A principio de la temporada, pensábamos en quitar el equipo de Laboral, porque nos venía mal para los entrenamientos y, ahora, ya ves, lo bien que nos ha venido", comenta José Bentué, el presidente. El equipo de Primera tuvo que disolverse, pero todos sus integrantes (Rafa Beltrán, Iván Bandrés, Ingel Illán, Carlos Lon, Manu Hidalgo y Eduardo Forcano) decidieron seguir en esta competición de currantes . La Federación les dejó tres semanas extras para completar la plantilla. Muchos fueron las peticiones, pero el club, agradeciendo a todos, decidió repescar a cuatro exjugadores: Escosa, David, José Antonio y Jaime.

Empieza el partido y en la banda observa, en silencio, Sergio Lozano. El Toro , el capitán, ya está muy recuperado de las heridas del accidente. No puede jugar, lo hará cuando pueda, pero está ahí como un clavo, sin falta. Sus compañeros le devuelven el favor con calor, con su apoyo, obligándole a esbozar una sonrisa. Al lo agradece, se deja engatusar e intenta devolverlo. En medio del partido, cuando Rafa Beltrán se da un golpe en la pierna, el Toro es el primero que acude a su ayuda.

El pitido final deja un triunfo abultado, una goleada, para el Colo. La despedida es especial. El próximo partido será en el Príncipe Felipe, en el homenaje del domingo a sus compañeros. Ese será el partido más importante de sus vidas.