Pues ya está. El Zaragoza se va a Segunda sin un ápice de vergüenza, sin un gramo de dignidad futbolística. Este Zaragoza de Agapito Iglesias y de Manolo Jiménez se va al infierno con total justicia, con una derrota ante el Atlético de Madrid que fue la última palada sobre un cadáver que desde hace tiempo es este equipo. Se va a Segunda como colista, como el peor de los peores, con una imagen lamentable y tras la décima derrota en casa de la temporada, otro negro récord histórico en una campaña lamentable.

Un Atlético de vacaciones tuvo todas las oportunidades claras y le bastó con contar con Diego Costa para desarbolar por completo a este triste y hundido Zaragoza, a una caricatura de equipo, a un bloque infame que se ha arrastrado toda la segunda vuelta de esta Liga. Doce puntos así lo atestiguan. Fue lo mismo que otras veces, un Zaragoza de verbena en defensa, sin centro del campo y con ningún argumento arriba. Mal dirigido en el banquillo y sin nada de alma en el césped. Así se va de la élite este equipo, que hace semanas, meses, que no lo era.

Con Ortí como sorpresa, el Zaragoza salió con ganas, pero fue un mal espejismo. Vamos, lo esperado. La ansiedad no tardó en atenazar a los de Jiménez, que contaron con un remate de Víctor y otro de Apoño. El Atlético, plagado de suplentes, no tardó en sentirse cómodo ante un rival de un perfil tan bajo, al que le terminaron de devorar los nervios con el paso de los minutos.

Mientras el nivel zaragocista empequeñecía a pasos agigantados para recuperar su dimensión de equipo vulgar con una medular intrascendente y una defensa llena de dudas, el Atlético, y sobre todo Diego Costa, empezaron a ver de cerca a Leo Franco. El brasileño cabeceó solo al larguero tras un córner, esa maldición en la estrategia que ha acompañado todo el curso. El Zaragoza se acabó en ataque con un remate de Víctor y Cebolla y Adrián empezaron a aparecer para acompañar a Diego Costa.

El Cebolla tras gran jugada de Diego Costa pudo marcar y lo hizo Miranda, pero Estrada lo anuló. Un remate que sacó Leo Franco y un balón que no llegó a Tiago fueron las últimas amenazas del omnipresente Costa antes del descanso.

La segunda parte empeoró la versión por imposible que pareciera. El Zaragoza quería llegar rápido, pero apenas lo hacía. Un disparo desviado de Postiga y algunos escarceos de Víctor. Y paren de contar. Mientras el Atlético acumulaba méritos, con las entradas de Arda, Oliver y Aquino, el Zaragoza aún era menos con Movilla, Bienvenu y Rochina. ¿Qué habría hecho el Atlético con los titulares si se hubiera jugado algo? No tuvieron enemigo, sino una banda. Jiménez se llevó la bronca con el cambio del camerunés, una broma de mal gusto. La Romareda también señaló al técnico al final, aunque centró sus iras en Agapito.

SIN ARGUMENTOS Con un remate lejano de Postiga se llegó al tramo final, donde ya directamente el Zaragoza desertó. Por completo. Fue la culminación a la infamia de este equipo en los últimos meses. Al final, el Atlético no le quedó otra que aprovechar la debilidad zaragocista para que Arda Turan y Diego Costa, que pidió perdón por sus goles, destrozaran a Leo Franco, al que Estrada había perdonado la roja. El gol de Hélder Postiga quedó en anécdota. La realidad es que este equipo solo da vergüenza. Y hasta el final.