El consejero de Economía visitó Lyon la semana pasada y trasmitió a los más altos responsables de SEB que la DGA haría lo posible para que continuara la planta. "Dígame qué quiere", preguntó Bandrés. La respuesta fue clara: "No le voy a pedir nada porque nos vamos". Para el consejero la deslocalización debe ser atajada con formación e inversiones en I+D, pero en los últimos años "no ha existido una política industrial" en España.

E alto coste laboral de Barbastro (17.700 euros al año) frente a China (2.800 euros) y la caída de ventas de un 40% en tres años fueron algunos de los factores que motivaron el cierre.