La firma textil Cardenal Internacional (Cardinter), dedicada a la confección de trajes de ceremonia para caballero, ha entrado en un callejón del que será muy difícil que salga. En juego están 57 empleos. Tras mes y medio de huelga, los trabajadores rechazaron ayer la última propuesta de la empresa para resolver el pago de las siete nóminas que les debe, un desacuerdo que impide a la compañía cerrar la refinanciación de su deuda con los bancos.

Esta operación, a la que se dio luz verde el pasado martes y que estaba vinculada al respaldo de Avalia --el instrumento financiero del Gobierno de Aragón--, debía haberse firmado ayer mismo, pero tras el frustrado pacto con la plantilla ha quedado en el aire. Así las cosas, apenas queda margen para reconducir la situación de una empresa que, además, se encuentra en preconcurso de acreedores desde el pasado octubre.

CCOO denunció ayer, en un comunicado, el "escaso esfuerzo" realizado por la dirección de Cardinter para llegar a un acuerdo con la plantilla. La compañía se comprometió al pago inmediato de dos nóminas y el abono del resto en los próximos meses, pero la plantilla rechazó la oferta por "insuficiente" --la parte social reclamaba cuatro nóminas y media-- y, sobre todo, por desconfiar de la empresa. Y es que, recuerdan que la firma textil ya incumplió un acuerdo anterior, firmado en el SAMA a principios de diciembre, para liquidar a plazos los salarios pendientes.

"El problema ya no es el número de nóminas atrasadas, sino la absoluta desconfianza hacia la empresa y en su supervivencia", aseguró Carmen Martínez, responsable del sector textil de CCOO Aragón.

CONCENTRACIÓN Aunque la empresa (propiedad de Javier Cadenal) rehusó pronunciarse, desde FITCA, la patronal textil aragonesa, precisaron que Cardinter llegó a ofrecer el pago inmediato de tres nóminas, que es lo que "puede asumir para poder seguir adelante". Con este primer abono, agregaron, aunque se incumpliera el reintegro de la cuantía restante --en caso de que la compañía se declarara insolvente--, los trabajadores llegarían "a cobrar el 100% del salario adeudado" con la aportación del organismo público Fogasa.

Por este motivo, esta organización empresarial lamentó el rechazo de la plantilla, ya que hace muy difícil la continuidad de una taller de confección líder en su sector y que, pese a los problemas de liquidez, es "viable" a tenor de los pedidos que tiene.

A la espera de nuevos movimientos, los trabajadores volverán a concentrarse hoy, como cada viernes, a las puertas del edificio Pignatelli.