El diálogo social en la comunidad aragonesa ha sido «muy dinámico y activo» en los últimos 25 años gracias, en buena medida, a la contribución del Consejo Económico y Social de Aragón (CESA). Así lo defendió ayer José Manuel Lasierra, presidente de este órgano consultivo del Ejecutivo autonómico, con motivo de los actos de celebración de la bodas de plata de esta institución, cuya continuidad reivindicó sobre todo en el actual contexto de «fractura social y política».

«En estos momentos tiene un gran valor poder canalizar las opiniones de los agentes económicos y sociales, no dejarnos llevar por los vientos de la desesperación que ha traído la crisis», señaló antes del comienzo de la jornada conmemorativa del 25 aniversario del CESA, que tuvo lugar en el Museo Pablo Serrano. Precisamente, uno de los proyectos en los que trabaja hoy la institución es en cuantificar el valor económico del diálogo social.

El consejo se constituyó el 31 de enero de 1991, tras la aprobación por las Cortes de Aragón. Fue el primero de este tipo que se creó en España, incluso antes que el de ámbito nacional. Se trata de un órgano tripartito y paritario, que está integrado a partes iguales por representantes de las organizaciones sindicales (UGT Y CCOO), empresariales (CEOE y Cepyme) y del gobierno.

A lo largo de este cuarto de siglo, siete personas han liderado la actividad del CESA y han trabajado para aunar las voluntades de los tres grupos representados en su seno: Antonio Laguarta (1991-1994), Santiago Marraco (1994-1996), Carlos Martín Rafecas (1996-2000), Ángela López Jiménez (2000-2007), Ángela Abós Ballarín (2007-2011), Natividad Blasco (2011-2016) y Lasierra (en la actualidad). El acto institucional de ayer reconoció su labor.

La jornada contó además con la participación del economista José Carlos Díez, que impartió una conferencia sobre los retos inmediatos de la economía. «El debate ahora es cómo mejoramos la calidad del crecimiento, con mejores empleos y salarios», apuntó. En su opinión, «algo se ha hecho mal en la reforma laboral y hace falta cambiar la negociación colectiva porque no funciona». En este sentido, consideró que «tiene todo el sentido» que los sindicatos salgan a la calle, si bien rechazó una subida «desordenada» de salarios y abogó por un incremento en torno al 2%.