Las autoridades chinas han anunciado que tomarán medidas "eficaces y severas" para frenar el crecimiento de su economía, que se disparó en un 9,7% en el primer trimestre del año.

El primer ministro, Wen Jiabao, aseguró esta semana que Pekín "está preocupado" por el recalentamiento de su economía, y no escatimará esfuerzos para evitar la sobrexpansión y una espiral inflacionista similar a la que sufrió el país en 1988 y 1993.

EL 40% DEL CEMENTO MUNDIAL Sectores como la construcción, el acero y el automovilístico son los que más preocupan al Gobierno. China consumió el año pasado el 40% de la producción mundial de cemento, el 27 % del acero, el 25% del aluminio y el 7,4% del crudo. El Gobierno ha fijado en un 7 % su objetivo de crecimiento para este año.

China "tendrá que apretarse el cinturón en la segunda mitad del año, porque se ha vigilado demasiado la cantidad y muy poco la calidad del crecimiento económico", opina Xu Xiaonian, economista de la Escuela de Negocios Europa-China, con sede en Shanghai. "Algunos sectores están claramente recalentados" debido al exceso de inversión especulativa. "Basta ver el ritmo de construcción de edificios en Pekín. Casi todos están vacíos", dice.

La frenética actividad constructora, que ha provocado el aumento de los precios mundiales del acero, el cobre y otras materias primas, se financia a base de préstamos influidos por las autoridades, siendo las locales las más intervencionistas. En China es fácil obtener un préstamo para una empresa, y casi imposible si lo solicita un particular. Al sistema bancario débil e influido políticamente se une el exceso de inversión en producción de bienes de baja calidad y sin garantías para los consumidores. La industria, que en 1970 representaba el 30% del PIB, supera ahora el 50%. "Es una contrarrevolución industrial", dice Xu.

La tímida intervención del Gobierno no había tenido mucho éxito hasta ahora, por lo que esta semana tomó medidas "severas", ordenando la congelación de préstamos y el paro de todos los nuevos proyectos de acero, aluminio y cemento.

FRENO A LOS CREDITOS En un gesto inaudito en cualquier otro país, Pekín ha "aconsejado" a la banca que no dé más préstamos hasta el día 12. Para entonces podría haber una subida de tipos de interés de 0,5 puntos, la primera desde 1995. "La oferta monetaria y los préstamos han crecido demasiado rápido", reconoce el primer ministro.

Pero es posible que "cortar el grifo" no baste. "Tenemos que reformar el sistema financiero y de inversiones", ha dicho Jiabao. El Banco Asiático de Desarrollo considera que Pekín da los pasos adecuados para controlar la expansión del crédito y ajustar el déficit, pero la debilidad del sistema bancario es el verdadero talón de Aquiles de su economía.

Una posible revalorización de la moneda china, el yuan, sería otra solución. Pero Pekín ha optado por la prudencia, para evitar una merma de su competitividad internacional, que se basa en los precios, y una inestabilidad financiera que podría alcanzar a todo el mundo.