La empresa Jacob Delafon ha decidido cerrar su centro de producción de Sobradiel, una planta con casi 50 años de historia dedicada a la fabricación de cerámica sanitaria. La medida dejará en la calle a la mayor parte de la plantilla: unos 160 de los 200 empleados de la fábrica. La compañía, que pertenece al grupo estadounidense Kohler, solo tiene previsto el mantenimiento de la actividad comercial y de distribución, según ha podido saber EL PERIÓDICO de fuentes solventes. La firma tenía la intención de comunicar la decisión al comité ayer por la tarde en una reunión, aunque se desconoce el resultado de la misma.

Una vez más, la sombra de la deslocalización parece estar detrás de esta desinversión, ya que la intención de la compañía es trasladar la producción a su planta de Tánger, donde los costes de mano de obra son muy inferiores. No obstante, Jacob Delafon justifica el cierre en el derrumbe del mercado español como consecuencia de la crisis y la estrecha vinculación de sus productos (lavabos, inodoros o bidés) con el maltrecho sector de la construcción, en especial con la casi desaparecida obra nueva. La compañía también se lamenta de la falta de competitividad que presenta esta planta aragonesa, según las mismas fuentes.

INCENDIO Y RECONSTRUCCIÓN Sin embargo, en el entorno de la empresa sorprende que se adopte esta decisión ahora que lo peor de la crisis parece haber pasado en España. Los trabajadores no esperaban tampoco un desenlace tan drástico. Además, la planta de Sobradiel es una de las más modernas del Kohler. De hecho, la fábrica fue reinaugurada por todo lo alto a finales del 2008, cuando la crisis daba sus primeros compases, tras permanecer tres años cerrada por un incendio registrado en el 2005 que arrasó las instalaciones.

Jacob Delafone invirtió entonces 13 millones de euros para hacer renacer esta factoría de sus cenizas. En cambio, la multinacional no parece haber cumplido con sus expectativas y prefiere apostar por la fábrica de bajo coste de Marruecos.

La desinversión se materializará con la presentación de un ERE de extinción. En concreto, la compañía plantea despedir en torno a 160 trabajadores, pero el número definitivo de afectados podría variar en función del desarrollo de la negociación con el comité que se iniciará en los próximos días. No obstante, no se prevé que la empresa ofrezca recolocaciones en la planta de Tánger por las grandes diferencias salariales que existen.

El cierre supondrá un duro revés para el empleo de Sobradiel y la comarca de la Ribera Alta del Ebro.