La vacuna más eficaz contra las especies invasoras en el medio acuático se desarrolla en Aragón. Más concretamente en el parque tecnológico Walqa, donde tiene su sede la empresa de tratamientos de aguas OX-CTA, que se ha convertido en el principal referente en la lucha contra el mejillón cebra en España. De hecho, la firma aragonesa es la peor pesadilla del macrofouling, la acumulación descontrolada de organismos como almejas, percebes o mejillones. «Estas plagas deterioran mucho las infraestructuras hidráulicas, así como centrales eléctricas o refinerías que utilizan agua de mar en sus procesos», explica la gerente de la compañía, María José Avellana.

Su gama de biocidas y los innovadores servicios que ofrece la firma evitan que este tipo de industrias costeras tengan que asumir elevados costes en reparaciones o incluso que deban dejar de funcionar. «Para optimizar la aplicación del tratamiento es necesaria la detección temprana de las larvas, de manera que el biocida pueda inhibir la fijación a las superficies de conductos y equipos», indica Avellana.

Hasta el momento, esa detección se realiza mediante análisis: personal cualificado filtra grandes cantidades de agua y obtiene muestras que posteriormente son analizadas al microscopio, lo que conlleva unos costes y un tiempo que OX-CTA ha conseguido reducir drásticamente. Para ello, la firma oscense ha desarrollado el OX-Smart Detection, un equipo que de manera automática filtra cientos de litros de agua y aplicando a la muestra técnicas de microscopia con luz polarizada obtiene decenas de miles de imágenes con una cámara de visión artificial. «Esas imágenes las procesamos en el ordenador utilizando un sofisticado software basado en inteligencia artificial y desarrollado por nosotros que consigue identificar las especies y contabilizar su densidad larvaria, todo ello en menos de dos horas», explica Avellana, que destaca que el equipo emite alarmas para activar el tratamiento adecuado, evitando la utilización innecesaria de productos biocidas.

Este instrumental se ha desarrollado como parte del proyecto CO2formare, que lleva a cabo un consorcio de siete empresas liderado por Iberdrola. El objetivo es desarrollar tecnologías que permitan utilizar el dióxido de carbono proveniente de la combustión de una central eléctrica de ciclo combinado como sustitutivo de los compuestos químicos para el control del macrofouling, y de este modo, reducir también las emisiones de estos gases a la atmósfera.

Con todo, la firma no trabaja solo en este sector. De hecho, comenzó su actividad en el año 1998 trabajando en el ámbito de la sanidad animal. En concreto, empezó desarrollando biocidas para el tratamiento de aguas en explotaciones ganaderas y fabricando productos para la higiene y la desinfección de granjas. Poco a poco, fue entrando en la industria alimentaria, la salud pública (tratamiento de aguas en piscinas y otras instalaciones) y en la higiene ambiental (control de legionella, por ejemplo).

Gracias a su experiencia en estos sectores, la matriz del grupo OX ha ido conquistando nuevos mercados y actualmente el 35% de su facturación ya procede del exterior. «Hace cuatro años nos convertimos en multinacional con la apertura de nuestra filial en Colombia, que nos permitió posicionarnos con mucha fuerza en Latinoamérica», subraya Avellana, que añade que el grupo tiene otra firma participada en Italia.