En 1802, la Francia de Napoleón y Reino Unido firmaron el tratado de Amiens para poner fin a su enfrentamiento. En 1803 estaban guerreando otra vez. En 1939, la Alemania de Hitler y la Rusia de Stalin firmaron un tratado de no agresión y para repartirse Polonia. Poco después estalló la segunda guerra mundial y los alemanes invadieron el territorio soviético. Vaya por delante que no se trata de hacer paralelismos ni entre las personas ni entre la gravedad de los acontecimientos. Pero venían ayer a la memoria este tipo de sucesos, tan habituales en la historia, al leer que Putin había afirmado: "No crean a aquellos que les asustan con eso de que después de Crimea seguirán otras regiones. Rusia no busca dividir a Ucrania. No tenemos necesidad".

Quizás es verdad. Eso quisieron creer los inversores. Pero muchos analistas, probablemente recordando pasajes de la historia como los enumerados, advirtieron que no hay que fiarse y que cualquier recrudecimiento de la situación entre Rusia y Ucrania podría volver a inundar los mercados de pérdidas. Pero eso, si se produce, será otro día. La buena apertura de Wall Street y la luz verde del Tribunal Constitucional alemán al fondo de rescate europeo terminaron de sentar las bases para una buena sesión, en la que el Ibex 35 subió el 0,77%, hasta los 10.051,4 puntos. La prima de riesgo permaneció estable en los 173 puntos básicos pese al ligero incremento del interés en la subasta del Tesoro.