El presidente de la Comisión Europea (CE), Jean Claude-Juncker, llegó a la cumbre del G-20 debilitado tras el escándalo Luxleaks, relativo a los acuerdos secretos suscritos por Luxemburgo con multinacionales para reducir al mínimo la tributación de estas, cuando él formaba parte del Gobierno.

En su discurso previo al inicio de la cumbre, Juncker defendió la armonización fiscal entre Estados para evitar la elusión de impuestos. Además, el presidente de la Comisión Europea dijo que había intentado trasladar a las conclusiones del G-20 la iniciativa adoptada esta misma semana en Bruselas para desarrollar una directiva sobre intercambio automático entre Estados de información sobre posibles acuerdos fiscales con empresas tax rulings) "No ha sido posible", lamentó Juncker antes de atender preguntas de los periodistas sobre su posible "falta de autoridad" para hablar de estas cuestiones.