Su nombre comienza a entremezclarse junto a los de pensadores e intelectuales críticos por sus análisis de «alta sociología». Sus libros (Nosotros o el caos, El fin de la clase media o Los límites del deseo. Instrucciones de uso del capitalismo del siglo XXI) son elogiados por destripar sin tapujos nuestro tiempo. Como él mismo reconoce, «el capitalismo que viene necesita de reformas sociales, y a ello se dedica con insistencia, amparado en el paraguas de la innovación, de lo tecnológicamente avanzado y de las empresas creativas». El jueves pasado, en el Arsenio Jimeno de Zaragoza, invitado por UGT, reflexionó sobre Trabajo y sindicato en el siglo XXI.

-A una persona que está en paro, ¿qué se le puede decir?

--Por muy mal que esté la situación laboral, quien está en situación de necesidad se está buscando la vida. Hay gente que está desanimada, porque, por ejemplo, lleva mucho tiempo en paro o accede por primera vez al mercado laboral y lo tiene más complicado. Pero si sabes moverte y tienes posibilidades al final acabarás encontrando algo.

-¿La formación es uno de los retos del empleo o estamos todos ya suficientemente formados? --La formación siempre está bien. Pero a la hora de buscar empleo lo decisivo es moverse para saber dónde hay puestos de trabajo libres, que tengas algún amigo que te avise y ese tipo de cosas. Lo más importante es la capacidad personal que tengas para saber buscarte la vida.

-¿Cómo encuadramos esto con los jóvenes?

-Las teorías más frecuentes nos dicen que quienes lo van a pasar peor no van a ser los jóvenes, sino la gente de mayor edad. Pero lo cierto es que en España, los que sufren especialmente son los jóvenes y los mayores de 45 años. Y las mujeres más aún. No tiene solución a corto plazo. El cambio de modelo de trabajo ya es permanente. Se puede acelerar con la crisis, pero ya no depende de ella. Un porcentaje importante de los trabajadores del Reino Unido y EEUU son autónomos. Y eso ocurrirá también aquí. Ya hay compañías aéreas donde el 70% de sus pilotos son autónomos. Estamos tendiendo a ello.

-¿Qué parte de culpa tienen las reformas laborales?

-La ley, hoy, va muy por detrás de la realidad. El caso de los becarios de los restaurantes de alta cocina es un ejemplo más de que la norma dice una cosa y la gente hace otra. Sería efectiva si hubiera un cuerpo de control que vigilara su cumplimiento. Las reformas laborales tienen su peso, pero mucho menos del que se les atribuye. Hay grandes empresas e inversores que tienen la capacidad de evadir las normas, fiscales y laborales.

-Las previsiones del Gobierno son optimistas. Auguran que el mercado laboral se consolida y que habrá una caída del paro.

-Llama la atención que en el ámbito económico cada vez se hable más de previsiones que de realidades. Son apuestas que pueden o no cumplirse. Pero sí que creo que el mercado laboral se está recuperando en la creación de puestos de trabajo de dos tipos y cada vez más separados: los mejor pagados, que son pocos, y los mal pagados, que son muchos.

-Precariedad laboral, temporalidad y desigualdad. ¿Existe alguna solución al respecto?

-Muchas. Lo que no hay es voluntad político-económica de los gobernantes nacionales y de la UE para crear un contexto en el que se dé la recuperación. Si el Banco Central Europeo quisiera podría ayudar mucho más a la deuda española, porque gran parte del dinero que el gobierno recauda va a pagar esos intereses en lugar de incentivar el mercado de trabajo. Y hay muchos más ejemplos.

-Mirando hacia el futuro... ¿nos sustituirán los robots?

-Es innegable que hay una tendencia hacia la automatización del trabajo que se está aplicando ya y está quitando puestos de trabajo. Y la intención es que siga adelante. Pero habrá que ver hasta dónde.

-¿Llegarán los robots a estar en los convenios colectivos?

-Se están estudiando medidas para paliar la entrada de la robotización. Bien con impuestos, bien marcando unos porcentajes de plantilla humana. Silicon Valley tiene muy claro que el futuro va a estar dividido entre el trabajo poco cualificado, íntegramente realizado por robots, más unas cuantas profesiones. Por eso hablan tanto de renta básica. Si el futuro va a ser así, se generará una gran masa ociosa que necesitará de esa renta para cohesionarse. Y lo dicen porque están convencidos de que los robots serán la mano de obra laboral esencial. Están trabajando en ello.

-¿Cuál es el modelo de compañía que propone Silicon Valley?

-El modelo Uber. Tú te pagas el coche, los gastos de licencia, la gasolina, las reparaciones. Y la aplicación te cobra un porcentaje a cambio de una información. Es un chollo. Tienes a muchísimos autónomos trabajando para ti, con plena disposición y corriendo con todos los gastos. Este modelo no es bueno para la sociedad en general. Es una locura tecnológica en la que están inmersos que nos está arrastrando a situaciones muy perjudiciales. Pongámosle freno.

-Hablar de empleo es hablar de empresas y salarios. ¿Por qué los trabajadores y los autónomos son cada vez más pobres?

-Porque las empresas se están concentrando en un tipo de trabajo bien remunerado, que es el directivo, en la desaparición de los cargos intermedios y en una parte más baja a la que, en un contexto donde hay paro, es fácil rebajarle los salarios. Esta estructura no es casual. Las compañías buscan el beneficio de los accionistas y para ello retribuyen menos a los empleados y presionan más a sus proveedores. Lo que genera unas peores condiciones de trabajo y peor remuneración.

-Mientras tanto los trabajadores callan y no acuden a los sindicatos. ¿Por qué?

-Cuando las cosas van muy mal, nos hacemos menos solidarios. Pero además hay un marco general que penaliza la pertenencia a sindicatos y hay quien es reacio a dar la cara porque sabe que va a salir perdiendo. También porque hay un cambio productivo enorme donde el trabajo está más atomizado y es más competitivo y donde las centrales sindicales lo tienen más difícil. Además, porque los sindicatos han cometido graves errores que están pagando y la cuestión es saber cuándo van a reaccionar para atraer de nuevo a la gente. El mundo del trabajo ha cambiado y hay que reinventar el modelo sindical.