Goya. Los fusilamientos del 3 de mayo. Francisco de Goya representó uno de los acontecimientos más terribles durante el levantamiento contra los franceses, los fusilamientos del 3 de mayo. Esta obra es una de las que más miradas atraen en el Museo del Prado.

Rubens. Las tres gracias. Esta obra de Rubens representa a las hijas de Júpiter y Eurymone, símbolos de la belleza ideal barroca. Pintado entre 1630 y 1635, muestra la gran maestría del artista holandés.

Juan de Flandes. La crucifixión. Esta obra de Juan de Flandes fue un encargo del obispo Juan Rodríguez de Fonseca para el retrablo mayor de la catedral de Palencia. Desde 2005 la pintura se encuentra en el Museo del Prado, que la compró a una empresa.

Ribera. El sueño de Jacob. Esta pintura de Ribera retrata un famoso episodio de la vida de Jacob, interpretado en numerosas obras a lo largo de los siglos. El artista español decide mostrar con un pastor cansado este fragmento biblíco.

El Bosco. El jardín de las delicias. Esta obra de El Bosco, una de las más fascinantes de la Historia del Arte, forma parte de la exposición permanente del Museo del Prado. El tríptico dedica el panel izquierdo al paraíso terrenal, el del centro al mundo del pecado y el derecho al infierno.

Rafael. El cardenal. Es una de las obras más conocidas del pintor italiano Rafael Sanzio, pintado hacia el año 1510, cuando gozaba de gran éxito. El cuadro que se conserva en el Prado representa a un cardenal al que no se ha identificado con seguridad.

El Greco. El caballero de la mano en el pecho. El Greco pintó un grupo de retratos de caballeros del que forma parte esta obra. Se trata de una de las pinturas más emblemáticas del este pintor griego renacentista, por ser también una de las primeras que realizó en España.

Durero. Autorretrato. Uno de los mejores autorretratos de Alberto Durero se encuentra en el Museo del Prado. Esta obra realizada por el artista alemán en 1498, cuando tenía 26 años, demuestra la destreza técnica y artística con la que contaba.

Velázquez. Las Meninas. La obra maestra de Velázquez, pintada en 1656 y en la que representa a la familia del rey Felipe IV, es una de las pinturas imprescindibles y la obra favorita de las personas que visitan el Museo del Prado.

Rembrandt. Judit en el banquete de Holofernes. El Museo del Prado alberga en su colección una de las obras más interesantes de Rembrandt, que pertenece a una serie de alegorías personificadas con heroicas mujeres pintadas por el artista holandés entre 1633 y y 1636.