¿Pensar o aprobar?

Úrsula Martín Peralta. 2º de Bachillerato IES Francés de Aranda (Teruel)

¿Cómo definirías el sistema educativo español? ¿Cuáles son sus objetivos? ¿A qué quieren que aspiremos los estudiantes? Estas son varias de las preguntas que nos realizamos los estudiantes día a día, cuando la única motivación de ir a clase es la de aprobar (con la mejor nota posible), sacarnos el curso o la carrera (que tenga salidas laborales, obviamente) y encontrar un trabajo estable (da igual que no sea lo que buscas). Estamos convirtiéndonos en máquinas, robots a los que se les han impuesto unos objetivos de vida que si no cumplimos somos tachados como fracasados sociales. Estudiar, aprender, saber, no debería estar visto como un castigo ni como una tortura, pues es crecer como personas y formarse como tales, que es lo que somos antes que nada.

Sin embargo, el sistema educativo español ignora todo esto, dedicándose simplemente a añadir temario y temario sin permitir tanto a alumnos como a profesores disfrutar de lo que hacen. Además, se ve con el poder de menospreciar asignaturas, que según el sistema educativo no son «importantes en la vida» y «no sirven para nada». Claro, solo por el hecho de que nos hacen pensar y eso no interesa.

Y no solo asignaturas, sino también otro tipo de programas educativos, como es el caso de las FP que hoy en día están vistas como una educación para «gente incompetente». Cuando realmente sus salidas laborales son igual de imprescindibles en la sociedad que muchas otras.

Sinceramente, la educación debería estar basada en hacer pensar, en enseñar a hacer y en hacernos crecer como personas. Pues por muchos estudios e información que seamos capaces de acumular en nuestro cerebro, si no somos personas, ¿a qué estamos aspirando en la vida?

El maravilloso mundo del cine

Miquel Piquer, 1º ESO IES Valdespartera

Para mí el cine es más que sentarse en una butaca a ver una película: tras la pantalla hay más de lo que podemos ver.

Hacer una película no es solo ponerse a grabar y que una persona actúe. Se necesitan maquilladores, hay que contar con un atrezzo que haga el decorado, un cámara, unos extras que salgan de fondo, un director, actores, una persona que monte la película entera; eso es el cine.

A mí lo que más me fascina son las películas de acción y los superhéroes, para lo que se necesita una abundante cantidad de efectos especiales: caídas, muertes, efectos de los superpoderes y de las armas, heridas, etc.

De mayor quiero estudiar arte dramático, presentarme a varios castings y hacerme famoso como actor.