Las dos películas presentadas ayer en la competición oficial del festival de San Sebastián suscitaron una drástica división de opiniones. Noviembre , de Achero Mañas, e Histoire de Marie et Julien , de Jacques Rivette, demostraron la vitalidad de un cine no uniforme que despertó tanto entusiasmo como decepción entre el público y los cronistas y críticos. Por orden cronológico de proyección, el primer turno corresponde al filme de Mañas, que se estrenará el próximo viernes en las salas españolas.

Apartándose radicalmente de los planteamientos de El Bola , Achero Mañas ha afrontado una película con mensaje. Noviembre se centra en la personalidad y actividad de un grupo teatral que elige como único escenario la calle y se niega a cobrar dinero por su actuación, ya que eso supondría, según ellos, una claudicación vergonzante que desembocaría, necesariamente, en la corrupción personal y profesional.

Si las primeras escenas tienen casi un efecto hipnótico --el enfrentamiento del utópico alumno (Oscar Jaenada) con el viejo profesor (Héctor Alterio)--, lo que viene después puede remover el estómago, ya que responde a un manido eslogan --"me gustaría cambiar este puto mundo"--, del que cabe esperar lo peor. Y es lo que va sucediendo, lamentablemente, escena tras escena.

Los chicos de este grupo callejero, que no cobran dinero pero viven en buenos pisos y cambian continuamente de vestuario, van haciendo sus numeritos en la vía pública, para pasmo de los pazguatos viandantes, mientras argumentan en privado sus avanzados --y absolutamente contradictorios-- juicios sobre el bien y el mal o la cuadratura del círculo, que da lo mismo. Se intercalan unas imágenes de los componentes de este grupo unos 40 años después (estamos, por tanto, ante un filme futurista), muy bien servidas por profesionales de la escena como Juan Diego y Amparo Baró. Ahí hay que ver un gran homenaje al teatro.

A pesar de lo dicho, Noviembre fue muy aplaudida ayer por la mañana, en el segundo pase para prensa y público, una prueba de que ésta es una de esas películas que atraen o repelen con igual intensidad. Para Mañas, los personajes del filme "son la llave que abre la puerta a algo nuevo que, a su vez, tendrá que ser renovado por otra tendencia o movimiento en el momento en que éste haya entrado en su periodo de decadencia". O sea, la reinvención de la revolución permanente.

FANTASTICO RIVETTE

Una de las viejas glorias de la nouvelle vague , Jacques Rivette, compite en el certamen con Histoire de Marie et Julien , de dos horas y media de duración. Al contrario de su último filme, la vitalista y seductora Va savoir! , Rivette se centra en una historia claustrofóbica que desemboca en lo paranormal, en una historia de aparecidos y reencarnaciones que muchos espectadores del pase del mediodía no alcanzaron a ver, ya que se desvela en la última media hora de metraje. Y es que no fueron pocos los espectadores que abandonaron la sala antes de ese momento.

A pesar de todos los pesares, Rivette sigue siendo un maestro en la composición de imagen y de la puesta en escena. Un reparador de relojes de pared que en sus tiempos libres ejerce de chantajista (Jerzy Radziwilowicz), siente una desbordante pasión por una misteriosa mujer (Emmanuelle Béart), que parece corresponderle.

A partir de ahí, de ensoñaciones y tiempos muertos, se plasma una trama singular que encuentra su justificación en una parte final del género fantástico.