ARTISTA Cristina Lliso presentando las canciones de 'Si alguna vez'

LOCAL Teatro Arbolé

FECHA Viernes, 4 de abril

ASISTENCIA 100 espectadores

Vértigo. Supongo que eso es lo que se siente cuando se regresa a los escenarios después de casi 15 años. Vértigo del artista al mirar de nuevo al público, y vértigo del espectador al reencontrase con quien un día le hizo soñar con sus canciones. Al margen de las decisiones que uno pueda tomar, el tiempo sigue su curso inexorable; de ahí que en cualquier retorno siempre haya que hacer un esfuerzo notable por escapar del abrazo de la nostalgia.

Cristina Lliso, cantante que fue de esa formación singular que se llamó Esclarecidos, y una de las voces más sugerentes y arrebatadoras del pop español, ha roto su silencio de años y ha vuelto a las salas de conciertos para presentar Si alguna vez, el que podemos considerar su primer disco en solitario si exceptuamos la grabación homónima que realizó en 1998 con Lliso, una formación atípica de vida breve. Cristina está de vuelta sin nostalgia, sí (no me atrevería a decir tanto del público), y tal vez sin vértigo, aunque necesariamente envuelta en la incertidumbre. Bien por ella, pues a fin de cuentas construir algo sobre demasiadas certezas es hacerlo sobre el vacío abrumador.

POCO CANÓNICA

Y para estrenar el regreso eligió Cristina Zaragoza, ciudad que fue vivamente esclarecida, y el Teatro Arbolé, donde cerró su ciclo (¡qué ironía!) Los que siempre vuelven. Vino madura y radiante y con buena y punzante compañía: el muy agitador Suso Saiz, guitarras y bajo; Emilio Saiz (de tal palo-), guitarras, y Pachi Alis (guitarras y batería). Con ese trío de músicos tan notables como heterodoxos armó una actuación ajustada en el tiempo y, como algunos esperábamos, poco canónica, dando a las canciones nuevos giros instrumentales. En ocasiones los nervios (o lo que fuera) le atenazaron algo la voz, pero globalmente salió airosa; técnicamente cuando menos. Brilló con su mejor luz en piezas como Cielo (versión de Heaven, de The Talking Heads, que Esclarecidos grabó en 1993); En otro mundo, una de las canciones de Si alguna vez, y la muy celebrada Arponera; y la emoción giró un poco a su antojo durante el resto del muy bien seleccionado programa, cosido con canciones del mencionado Si alguna vez, de Lliso y del repertorio de Esclarecidos: Bajo el sauce, La duna de Payla, No viajas sola, El detalle, No hay nada como tú, Entre copas, En otro mundo, Para qué prometes, Hola amor, Estoy esperando a mi amor, Tucán- Y de cierre, Suerte, Mirar la luna, El futuro y una recreación casi noise de El club de los inocentes.

Fue, en definitiva, un concierto barroco; no por su contenido sonoro, claro, sino porque, como en una pintura de Caravaggio, predominó en él el claroscuro; luces y sombras en un regreso gozoso y disfrutado pese a todo. Cristina Lliso, que un día fue la mala rosa y perteneció por derecho propio al club de los culpables, escribió el viernes en Arbolé un apreciable breviario de incertidumbres.