Hace unos años hablar de cómic en España era hacerlo de Superman, Astérix y Obélix, Spiderman, Mortadelo y Filemón o Batman. Ayer, en el Salón del Cómic de Zaragoza que se celebra en la Multiusos, los protagonistas fueron Agustina de Aragón, Abraham el monje, Ríchal y Stupiderman, el anciano Emilio de Arrugas, la niña autista de María y yo o los personajes de Luis Royo. Los tiempos cambian y, con ellos, la gente. Si hace ocho años apenas 800 personas visitaron la I Muestra del Cómic de Zaragoza, en la primera hora de ayer ya habían entrado un centenar de personas más que en la misma franja horaria el año pasado.

Apenas media hora después de que se abrieran las puertas de la cita, ya eran cientos las personas que paseaban entre los estands de las diferentes editoriales que les pilló "un poco de sorpresa" tanta afluencia el primer día. Y si alguien se benefició más de esta circunstancia fueron sin duda los dibujantes locales. El estand de los siempre irónicos y divertidos Malavida vivió ayer una actividad frenética, con Chefo y Xcar en la punta de lanza. No se quedó a la zaga Íñigo Aguirre que vendió un buen número de su cómic Ibéroes, que lo presentó en Zaragoza después de un exitoso paso por Expocómic en Madrid. Y el de 1001 ediciones no dejaba de atraer la mirada de los visitantes con su explosiva imagen de la heroína Agustina de Aragón.

Mientras tanto, en el taller de comics impartido por los dibujantes de Malavida, no había ni un hueco libre. Algunos de los niños se esforzaban en dibujar un Spiderman con más o menos fortuna mientras los padres los miraban con sonrisa de orgullosos.

Martín, almogávar

En la sala contigua, Fernando Monzón y Enrique Mendoza presentaban el número 0 de su nueva creación, Martín, almogávar (a la venta el próximo mes de marzo) que pretende amenazar el reinado de su primera novela gráfica Agustina, de la que ya han vendido más de 4.500 ejemplares. "Porque no tenemos un Hollywood, nos gusta contar la historia de laos aragoneses que son potentes y no tienen nada que envidiar a las que nos venden los americanos", decía orgulloso Monzón.

Pocas novedades hay en este salón con respecto al año pasado. Una de las pocas es la zona infantil. Una sala que ayer se llenó de niños acompañados de sus padres que se esforzaban en leerles en voz alta comics de Astérix y de Dragon Ball.

Si la elevada afluencia del aficionado al cómic fue un hecho, este año, por lo menos durante el día de ayer, la zona manga estaba menos animada que en otras ediciones. Cuestión de gustos. Hoy se esperan batir todos los records con el homenaje que recibirá el dibujante Francisco Ibáñez, a partir de las 11.30 horas. Posteriormente, firmará ejemplares de sus obras durante cerca de dos horas. Esta mañana, Mortadelo volverá a recuperar el trono del mundo del cómic.