DIRECTOR Tim McCanlies

INTERPRETES Robert Duvall, Michael Caine

PAIS EEUU AÑO 2003

CINES Aragón

Lo único verdaderamente apetecible de El secreto de los McCann es su terceto de actores. Sin ellos, posiblemente la película no se hubiera realizado. El filme es indisociable de sus actores. No porque estén mejor que en otros trabajos. Simplemente, están ahí, en el rectángulo de la pantalla, en casi todas las secuencias, y alumbran una historia, una película, que sin ellos podría verse en duermevela.

Robert Duvall y Michael Caine, la noche y el día, el instinto y la flema, interpretan a dos hermanos en el otoño de sus vidas. Viven prácticamente apartados de la civilización en una vieja casa, en el estado de Texas. Reciben a los vendedores ambulantes a escopetazo limpio.

Han roto lazos con familiares y antiguos amigos. Compran un león medio ciego y enfermo para organizar una especie de cacería doméstica, aunque deciden quedárselo como mascota. Como acostumbra a suceder, un niño en el umbral de la adolescencia, Haley Joel Osment, quien de momento madura en su carrera tanto como lo hace físicamente, será el único en enternecer sus endurecidos corazones.

La película juega con una idea muy bonita que nunca acaba de exprimir, como si el director, no creyerá del todo en sus posibilidades. Se trata de una reflexión sobre la realidad y la ficción similar, sólo en su punto de partida, a la emprendida por Tim Burton en Big fish . El personaje de Caine le cuenta al pequeño historias de aventuras de naturaleza imposible sobre su propio pasado, cuando él y su hermano, el héroe de esos relatos, lucharon en la Legión Extranjera, enamoraron princesas y combatieron con jeques árabes.

Que estos relatos sean verdad o producto de la imaginación, es algo que queda felizmente difuminado aunque en la secuencia final se nos quiera aclarar una duda que, como tal, resulta más gratificante.