Els Joglars son la compañía privada más antigua de Europa. Llevan subidos al escenario 42 años --su primera visita al Principal fue en 1967--, por lo que aspiran a ser "monumento nacional", indicó Albert Boadella, que hoy estrena (22.00) en Zaragoza El retablo de las maravillas . Sólo cinco representaciones que hacen que el autor reivindique "más presupuesto para cultura porque cinco días es muy poco. Es necesario mayor presupuesto para que esta ciudad esté a la altura de otras", como Valencia, donde estarán un mes.

El grupo catalán tiene "un público fiel, aunque seguimos seduciendo a la gente joven". Sólo en Cataluña "dejaron de venir a vernos hace 15 años los independentistas más radicales porque me acusaban de traidor. Y lo soy, primero traicioné a ´Una grande y libre´, luego a la independencia y espero traicionar también a Europa", explica.

Ese público lo han forjado porque durante estos años, "hemos llevado a todos los rincones de España el mensaje de la belleza, del pensamiento, de la inteligencia y la verdad". Por eso, Boadella considera que "nos iría mejor si los países estuvieran en manos de los artistas y no de los políticos, aunque seguramente pasaríamos más hambre". El autor asegura que en estos momentos en que "todos quieren irse o separarse, los artistas debemos reivindicar el sentimiento común, porque el arte está hecho para gentes diferentes, de distintas razas, etnias y nacionalidades".

Este es también el objetivo de Els Joglars y El retablo de las maravillas. Cinco variaciones sobre un tema de Cervantes , un entremés que reúne "tragedias divertidas" donde la crítica "feroz" se combina con una "presentación escénica muy cuidada".

Boadella retoma la leyenda oriental de un grupo de sastres que tejen un vestido que no existe y que en el clásico de Cervantes lo traslada a un retablo que sólo pueden ver los hijos de legítimo matrimonio y que no tienen la sangre judía. El director llegó a ella a través del relato Desde el jardín , de Kosinski, que sirvió de base para el guión de la película Bienvenido Mister Chance , donde un jardinero llega a ser presidente de EEUU, "algo que parece una premonición".

Pero luego "tuve la desfachatez de arreglar o destrozar a Cervantes". Los protagonistas son ocho actores (Ramón Fontseré, Pilar Saenz, Minnie Marx, Xavier Boada, Jesús Agelet, Dolores Tuneu, Pep Vila y Xavi Sais) que interpretan a unos 50 personajes.

La obra se compone de cinco retablos que giran en torno al arte de vanguardia, donde se pone en evidencia "una de las estafas mejor organizadas", porque pintan "manchas o garabatos o un hierro torcido en el caso de la escultura y se vende a un precio extraordinario y además, se dice que la gente que no lo entiende, es porque es imbécil". El segundo, sobre la religión y "los pícaros que se aprovechan de las creencias de la gente para vender milagros al por mayor". El de la gastronomía refleja la "sofisticación que existe en el mundo de la cocina, ya que los platos de aire se venden a un precio astronómico". Y el de la política trata de "la creación de la nada". A ellos "le hemos añadido una variación, el de la ascensión de los imbéciles a los puestos de poder".

En todos ellos, el público reconoce a personajes reales. "Hay libertad para que cada uno vea a sus fantasmas. Los actores lo hacen lo suficientemente claro para que se identifiquen".

El humor es fundamental en El retablo... . "El público se ríe, sobre todo en el de la gastronomía porque todos lo hemos sufrido", dice Boadella. Y añade que "en política la gente es más seria, ya que nos metemos con ciertos mitos progres con los que el público se identifica".

En cuanto a la actualidad, el director considera que "Maragall está preso, en algún sentido, de Carod". Y respecto a la polémica surgida en torno a Medem y La pelota vasca , que "la libertad de expresión tiene los límites de la ética" y que "los artistas deben responder de lo que hacen".