Los regios muros de piedra de la ermita de San Miguel de El Frago, una pequeña población de la comarca de las Cinco Villas, han vuelto a la vida después de los trabajos de restauración realizados en ellos durante seis meses. La recuperación de este bello templo de estilo románico de finales del siglo XII-principios del XIII, se enmarca dentro del programa Naturaleza y Medio Ambiente impulsado por la CAI, con la colaboración de PRAMES, y ha contado con una inversión de 120.000 euros.

La inauguración de la restauración del templo cincovillés tuvo lugar ayer y contó con la asistencia del alcalde de El Frago, Jesús Berges, el director de la Obra Social de la CAI, Francisco Río, y el gerente de PRAMES, Modesto Pascau, entre otras autoridades y vecinos de la localidad, quienes mostraban su satisfacción por la culminación de los trabajos, ya que en la ermita de San Miguel se realizaban diversos actos religiosos, como una romería, el 8 de mayo, y unas rogativas para pedir agua, que dejaron de efectuarse ante la precariedad del edificio. Ahora, tras años sin llevarse a cabo podrán recuperarse y así lo confirmó el sacerdote fragolino, Angel Ardevines, en el acto inaugural.

Los trabajos de restauración de la ermita se han centrado en varios puntos de la construcción, concretamente en el tejado, que se ha reconstruido con losas de piedra de grandes dimensiones, tal y como se hacía en el medioevo, además de los aleros y canetes lisos de piedra que lo sustentan, y los muros exteriores e interiores que se han consolidado y limpiado, puesto que se encontraban muy deteriorados por causa de la humedad. El edificio responde a las características constructivas del románico, si bien, por su fecha de construcción (fin del XII-principios del XIII) se aprecian algunos elementos del estilo gótico, como las bóvedas de cierre, que son apuntadas, igual que los arcos fajones que la sustentan, o el ábside, de testero (cabecera) recto.

En cuanto a los elementos decorativos del templo caben destacar las medias columnas adosadas al muro o las que dan paso al presbiterio, todas con capiteles lisos, diferenciándose así de los capiteles con decoración vegetal de las construcciones religiosas de tierras cincovillesas.