CORALINE

AUTORES Neil Gaiman (texto), Dave McKean (ilustraciones)

EDITA Salamandra

PAGINAS 157

Neil Gaiman es un reconocido escritor de novelas para adultos --American Gods -- y uno de los mejores autores de cómic de la actualidad; no en vano, su trabajo en la serie Sandman es considerado una de las cumbres del género. Dave McKean, por su parte, es un ilustrador de primer nivel cuyo trabajo como portadista --muy destacable su trabajo acompañando a Gaiman-- ha ejercido una fuerte influencia en elementos como carteles de películas y videoclips. Sirva esta presentación para otorgar a esta obra de terror su auténtica dimensión, puesto que es en este género donde ambos se desenvuelven con total solvencia.

En Coraline se conjugan dos modos de afrontar el miedo: por un lado el clásico, pues Gaiman establece una especie de homenaje a la obra de Lewis Carroll, ya que la protagonista es una nueva Alicia que atraviesa un espejo en este caso en forma de puerta que la traslada a otro mundo, otra dimensión en la que lo imposible es real: animales que hablan ó seres que cambian su aspecto; y al mismo tiempo, hay aspectos muy actuales: una niña a la que sus padres hacen poco caso se mueve en un escenario aparentemente normal, pero en el que el sentimiento de que algo no encaja como debiera late con fuerza creciente. En este estadio hay una sensación de desasosiego, porque no sabemos de dónde puede llegar el primer golpe.

Aquí Gaiman se revela como un maestro, manejando a su antojo la descripción de las habitaciones, de los otros padres o la asfixiante niebla que rodea la casa. Cuando el peligro es ya patente y la acción se desata es cuando el miedo cobra auténtico cuerpo: en este sentido, las escenas del sótano y del pasillo son impagables porque consiguen que hagamos nuestra la angustia de Coraline por escapar. Como ya es habitual en el tratamiento del terror en la actualidad, cuando parece que todo ha terminado queda un cabo suelto y es necesario atarlo; aquí, la presencia de un siniestro pozo que transmite la idea de una de esas míticas entradas al infierno, resulta definitiva.