De vez en cuando, la Universidad de Zaragoza saca a la luz algunos de los «tesoros» que tiene guardados. La exposición que el Paraninfo acogerá hasta el próximo 1 de febrero es un claro ejemplo de ello en un momento, además, en el que la pandemia dificulta exhibir este tipo de piezas. Grabadores extranjeros en los libros del Siglo de Oro reúne 44 piezas, entre portadas, retratos, estampas y escudos fechados entre 1609 y 1653. La muestra deja patente la «estrecha relación» que había en esa época entre los libros y los grabados, que se convirtieron en un medio determinante para conocer la historia social, política y cultural del Barroco.

La exposición ha sido presentada hoy por por la directora de la Biblioteca General y comisaria de la muestra, Paz Miranda; el director de la biblioteca de la Universidad de Zaragoza, Ramón Abad, y la vicerrectora de Política Científica, Blanca Ros.

Las 44 piezas son obra de grabadores extranjeros, artesanos flamencos y franceses que llegaron a España atraídos por la falta de profesionales locales en el país. «La crisis del siglo XVII afectó a muchos sectores, también a la industria editorial, cuyos pequeños talleres no podían permitirse tener a grabadores entre su personal. Eso hizo que tuvieran que llamar a profesionales extranjeros que llegaron y triunfaron porque aquí había un gran hueco», ha explicado Miranda, que ha apuntado que sus trabajos contribuyeron a darle una dignidad a la colección bibliográfica de la época. Así, estos grabadores no eran figuras destacadas, pero sí artesanos bien formados atraídos por la idea de trabajar en un país menos saturado.

La mayoría de los grabados, que son patrimonio bibliográfico de la Biblioteca de la Univsersidad de Zaragoza, proceden de ediciones madrileñas, aunque cuatro de ellos salieron de prensas zaragozanas.

En las vitrinas de la biblioteca del Paraninfo destacan los frontispicios, no solo por ser el grupo más numeroso, sino porque representan las «arquitecturas maravillosas que daban entrada al contenido de los libros». Entre la variedad de retratos de nobles, religiosos o escritores, sobresale el de Góngora abierto por Jean de Courbes, de gran importancia por ser la primera copia conocida de una obra de Velázquez.

También llaman la atención los navíos del espectacular grabado de Schorquens, que representa la llegada de Felipe III a Lisboa, y que aparece publicado en la crónica del viaje escrita por Juan Bautista Lavaña.

Aunque la exposición llega justo en medio del nuevo rebrote por la pandemia, Abad ha apostado por dar continuidad a estas actividades. «La colección de la universidad es tan buena que nunca nos van a faltar temas», subrayó. En este mismo sentido se ha manifestado Ros, que ha destacado que los bibliotecarios de la institución «guardan y miman muchos tesoros».