Al diseñar la conferencia de presidentes, el Gobierno se planteó que el Rey inaugurase la sesión con unas breves palabras de bienvenida en el Senado, informaron ayer fuentes gubernamentales. Al final, el Ejecutivo optó por no implicar al monarca en el acto institucional. El temor a que la presencia del Rey fuera interpretada como un factor de presión, con la consiguiente polémica, aconsejó un cambio de formato: la alocución inicial del monarca se sustituyó por un almuerzo en el Palacio Real.