La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha admitido este viernes que la filtración de la operación contra los interlocutores del colectivo de presos de ETA (EPPK) fue fruto de un "fallo humano". Sin embargo, ha considerado que el tema ya se ha resuelto tras la dimisión del director de comunicación del Ministerio del Interior, Albert Gimeno, y el achivo de la investigación sobre este error por parte de la fiscalía.

"Se cometió un fallo humano que hubiéramos deseado que no se hubiera producido, ocurre en determinadas ocasiones", ha destacado la vicepresidenta quien ha alabado el "gesto" de Gimeno al presentar su dimisión. Asimismo, Santamaría ha destacado la colaboración de Interior con la fiscalía, a la que remitió el informe solicitado, tras lo cual el ministerio público ha archivado la investigación sobre la filtración.

Asimismo, ha negado que la operación policial haya sido fruto de la improvisación o tuviera detrás intereses políticos ("Las operaciones antiterroristas requieren de una profunda organización, no se hacen de la noche a la mañana", ha recalcado), y ha felicitado a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Esatdo y a la Guardia Civil "porque supone una operción muy importante sobre la tarea que venían realizando con los presos".

Por otra parte, la número dos del Ejecutivo de Mariano Rajoy ha reiterado las medidas que tiene previsto aprobar para evitar que ex-presos de ETA accedan a cargos públicos. Según ha explicado, el anteproyecto de ley que regula el ejercicio de la función pública establece que aquellos condenados por determinados delitos, entre los que se incluyen los de terrorismo, no puedan acceder a la administración hasta que no se cancelen los antecedentes penales.