El Gobierno de José María Aznar reconoció ayer, por vez primera, que pudo cometer un error al apoyar la guerra de Irak. "Nos podemos haber equivocado, pero se ha actuado con gran coherencia y defendiendo los intereses de nuestro país y la seguridad mundial", admitió el ministro portavoz, Eduardo Zaplana. Hasta ayer, la constatación de que Irak no poseía armas de destrucción masiva --cuya supuesta existencia sirvió de pretexto para el ataque militar-- no había hecho mella en el Gobierno español.

El estadounidense George Bush y el británico Tony Blair, aliados de Aznar en el frente de las Azores, han aceptado investigar los informes que usaron para acusar a Sadam Husein de ocultar arsenales prohibidos, pero el presidente español se ha negado. Aznar dijo el miércoles en EEUU que discutir este asunto era "equivocar el debate".

Ayer Zaplana no discrepó de su jefe de filas, pero en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros introdujo algunos matices en el mensaje oficial del Gobierno. Reconoció el ministro que "en una sociedad plural es lógico que haya personas que no coincidan" con las decisión del presidente de respaldar la intervención militar en Irak.

PERJUICIOS ELECTORALES "El Gobierno se puede equivocar, sin duda alguna, pero no se puede decir que actuara por interés electoral, porque esa decisión sólo podía traer perjuicios electorales. Insisto: nos podemos haber equivocado, como se puede equivocar cualquiera, pero se ha actuado con gran coherencia y defendiendo los intereses de nuestro país y de la seguridad mundial", dijo el portavoz. Horas más tarde, Zaplana precisó que, de disponer de los mismos datos que tenía hace un año, el Gobierno hubiera tomado la misma decisión.

Para defender que Aznar fue "coherente", el portavoz argumentó que el presidente tenía una "convicción total y absoluta", compartida a su juicio por otros países, de que el régimen iraquí tenía armas químicas o nucleares. Recordó que años atrás el régimen de Sadam las había usado contra los kurdos e Irán; que los inspectores de desarme de las Naciones Unidas nunca aseguraron que no las tuviera; y que, puesto que Irak no colaboraba con los enviados especiales de la ONU, cabía deducir que no se había desecho de ellas.

Aunque el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) alertó a Aznar de que no había evidencias, Zaplana opinó que sería una "irresponsabilidad" desclasificar estos informes, y excluyó que Aznar comparezca en la Diputación Permanente del Congreso con el argumento de que, en periodo electoral, tampoco lo hizo Felipe González a raíz del caso GAL.