La penúltima vez que el Rey pisó territorio aragonés fue el 19 de septiembre del 2010. Fue una visita inesperada, gestada en las horas previas a la disputa del primer Gran Premio del Mundial de motociclismo en Alcañiz. Como en otros ámbitos de la vida, se le recuerda como una persona cercana, entrañable, cordial, espontánea. Cuenta Antonio Gasión, presidente de Motorland Aragón, que no ha olvidado el gesto que tuvo con Jorge Lorenzo y Dani Pedrosa. Había una fuerte disputa entre los dos pilotos en ese momento y el monarca no dudó en agarrarles para que se dieran la mano. "'¡Que sois españoles los dos, que os tenéis que llevar bien!', les dijo". Ese guiño refleja un poco el talante que cuentan los diferentes deportistas que han mantenido algún contacto con el monarca en los cuatro últimos decenios.

"Nos enteramos pocos días antes de que venía, el martes anterior al Gran Premio. Que estuviera allí, en la primera carrera de ese nivel internacional, fue la guinda para nosotros. Además, estuvo súper amable y abierto. Se prestó a todo pese a estar recién salido de una operación y presidió el minuto de silencio de Tomizawa", explica Gasión, que lo recuerda "encantado" de ver una instalación así. Repitió el Rey entonces, en el palco y en boxes: "Esto es impresionante".

"Marcelino, te felicito, esto es impresionante". Hablaba el soberano con Iglesias, el presidente de la Comunidad Autónoma. El monarca llegó en helicóptero hasta el complejo en los minutos previos al inicio de la competición. Antes de aterrizar aprovechó para ver desde lo alto todas las instalaciones. Luego, ya en tierra, descubrió una placa en que conmemoraba su paso por la Ciudad del Motor. Gran aficionado a las motos desde joven, según se cuenta, disfrutó de las carreras y de los pilotos españoles. A la conclusión del Gran Premio de Aragón, no escatimó elogios hacia el nuevo circuito de Alcañiz, un trazado con "calidad internacional" y "de una altura realmente impresionante".

Al rey Juan Carlos se le ha asociado desde siempre con los deportistas. En Aragón, sobre todo, con la nieve. "Hará ocho años o así que el Rey ya no lo hace, pero fue un gran esquiador, una persona muy concentrada en hacerlo bien; y daba gusto ver la afición y el interés con el que esquiaba. Llegó a hacerlo muy bien", explica el presidente de la Federación Española, Eduardo Roldán, "muy afectado" tras conocer la noticia de la abdicación del Borbón, del que es amigo personal. "Siempre ha estado muy implicado con los deportistas. Y con todos los deportes".

La otra versión del monarca para los aragoneses está en el fútbol. Ha presidido tres finales de la Copa del Rey en La Romareda, en los años 1983, 1987 y 1996, con victorias de Barcelona (al Real Madrid), Real Sociedad (al Atlético) y Atlético de Madrid (al Barcelona). Pero, sobre todo, ha entregado al Real Zaragoza los cuatro últimos trofeos que ha conquistado en esta competición. Los levantaron Juan Antonio Señor (1986), Miguel Pardeza (1994), Xavi Aguado (2001) y Luis Carlos Cuartero (2004).

El que hoy es directivo zaragocista fue el encargado de levantar al aire de Montujic el último gran trofeo conquistado por el equipo aragonés. El capitán gritó al cielo "Viva la Virgen del Pilar" en el momento cumbre de su carrera. No conserva, sin embargo, una imagen nítida de sus palabras con el Rey. "No puedo recordar lo que me dijo cuando me dio la Copa porque yo estaba nervioso por levantar un trofeo tan importante".

Cuartero recuerda mejor la audiencia que tuvieron en el 2008 con motivo de las celebraciones por el 75 aniversario del Real Zaragoza. "Estuvimos con él en la recepción en La Zarzuela y estuvo muy cariñoso. Fue un día que recordaremos todos. Se acordaba del día que ganamos al Madrid en Montjuic y también de la final que perdimos en el Bernabéu en el 2006. Me dijo que ojalá volviéramos pronto para entregarnos otro trofeo".

También guarda un buen recuerdo de aquel día Eduardo Bandrés, entonces presidente del Real Zaragoza. "Lo saludamos uno a uno y estuvimos departiendo con él. Se manifestó de una manera muy llana, haciendo bromas todo el rato con los futbolistas. No suele ser habitual que el Rey haga este tipo de recepciones si no es en aniversarios redondos de 100 años. Dada la historia del club y las relaciones del Rey con la ciudad, aceptó encantado. Nos deseó suerte, aunque luego no la tuvimos", explica Bandrés. Esa espontaneidad que la gente reconoce en don Juan Carlos también apareció en esa reunión. "No fue solo el acto protocolario, sino que luego salimos a los jardines y el Rey iba hablando con unos y otros de manera informal. Él habla portugués, porque residió en Portugal durante el exilio de su padre y conversó con Oliveira".

Aunque su mensaje más claro y, sobre todo, más sincero, fue para Manolo Villanova, que acababa de ser nombrado entrenador. "Le dijo a Manolo: '¡Vaya trabajo vas a tener!', porque fue en primavera y el equipo estaba ya en una situación complicada", recuerda Bandrés. "Nos dijo que siempre tenía un especial cariño por el Zaragoza desde que estuvo aquí en la Academia".

Xavi Aguado levantó la Copa del Rey el 30 de junio del 2001, esta vez en La Cartuja, en Sevilla. "Cuando levanté la Copa, recuerdo que me dijo: 'Enhorabuena, os lo habéis merecido'. Es un momento que sueñas toda tu vida. Veías por televisión de pequeño cuando entregaban las copas a los capitanes, pero tampoco te llegabas a imaginar que un día ibas a estar tú ahí. Ahora, conforme pasan de los años, le das cada vez más importancia".

"Es una persona muy campechana. Se sabía, además, toda nuestra trayectoria. Y la Reina también, estaba muy puesta en todos los detalles de las eliminatorias desde que ganamos la Copa el año anterior. Me sorprendió mucho". Aguado habla de la recepción Real tras conquistar Europa en el 95, de la que rescata un divertido chascarrillo. "Recuerdo una anécdota con Soláns padre en una recepción tras ganar la Recopa. Cuando el presidente estaba dando el discurso, le dijo: 'No se enfade conmigo, su Majestad, pero estamos aquí porque el año pasado ganamos la Copa de España. Yo nunca le llamo la Copa del Rey, le llamo la Copa de España'. Lo decía de manera enfática, como solía hacer él. Todos nos quedamos boquiabiertos y el Rey se giró hacia nosotros muerto de risa".

La complicidad del monarca con los presidentes del Zaragoza no era nueva. Ángel Aznar también disfrutó de ella en la final de la Copa del Rey del 86. "Aunque estaba rodeado de grandes personajes, como Felipe González, Julio María Sanguinetti, presidente de Uruguay, o la propia Reina, el Rey tuvo un momento de cariño hacia el zaragocismo cuando Rubén Sosa metió el gol. Hizo que se agachasen todos los que estaban entre él y yo en la grada y entonces me hizo un guiño como diciendo: '¡Bien, habéis metido!'", relata Aznar.

No fue la única anécdota aquella noche. Aznar, que ya había decidido que abandonaba el Zaragoza a final de la temporada, no quería desaprovechar su encuentro con el monarca. "Le dije: '¿Sería tan amable de hacerse una foto conmigo? Porque no me voy a ver en otra igual'. Y él le dijo a la reina: 'Sofia, ven para aquí'", señala. Y añade: "Cuando avisaron que subía el Rey a la zona vip, nos colocaron a todos como manda el protocolo. Recuerdo a un ministro pegando codazos para sacar la cabeza solo porque le viera sonreír. A mí no me desplazaron porque me cuadré y como soy un armario...", bromea.

Pero no solo de fútbol vive el Rey; una de las deportistas aragonesas con más relación con la realeza española es Teresa Perales. De hecho, el 1 de abril recibió del Rey la Gran Cruz de la Real Orden del Mérito Deportivo y la recepción fue casi en familia. "Mi hijo le preguntó que dónde estaba la corona. Y el Rey, de forma simpática, le respondió: 'Ay, se me ha olvidado'", cuenta Perales. "En Copenhague, con la candidatura de Madrid 2016, Gallardón le dijo al Rey que yo estaba embarazada. Vaya alegría se llevó", concluye.