"Papá, ¿al final quién ha sido, ETA o los otros?". "Al Qaeda. Los árabes, por la guerra de Irak". La conversación tenía lugar ayer bajo la estación de El Pozo del Tío Raimundo, una de las zonas cero del 11-M. El pasadizo subterráneo, convertido en un velatorio en honor a las víctimas, estaba atestado de vecinos silenciosos y tristes. El niño, de unos 7 años, era quizá la única persona que no sabía que el Gobierno había estado mintiendo sobre los autores del atentado.

Incluso tres votantes de Aznar en las elecciones de 1996 y el 2000, una familia que se dirigía al improvisado velatorio, eran conscientes de que el hombre en quien habían depositado su confianza les había querido mostrar una realidad falsa. "Se han creído que somos tontos. Al pueblo ya no se le puede engañar como antes", decía tranquila pero airada Dolores, tras confesar que aún no había tomado una decisión sobre su voto.

El velatorio de El Pozo ya no era una suma de coronas de flores y velas. Ayer empezaba a estar poblado de referencias a la guerra de Irak y de insultos irreproducibles contra Aznar. Otro niño, a la vista de todo mundo, empezó la pintada "Aznar, c..., la bomba en tu sillón" sin que nadie le formulara ni un reproche. Es más, algunos le felicitaron.

Y es que en El Pozo se da la doble circunstancia de barrio obrero que vota al PSOE. En las últimas elecciones los socialistas obtuvieron un 75%. Pero, a juzgar por las opiniones de quienes salían de votar en el Colegio Núñez Arenas, los socialistas debían llevarse esta vez casi el 100%.

"Hacía tiempo que no votaba, pero ahora hay que echar al PP", se explicaba Petra Piñeiro. Tras preguntar a 10 votantes más, el resultado es el mismo. Sólo Mari Paz Avelo, otra joven, ha roto la unanimidad. Vota a IU porque ya le da igual el voto útil. "El corazón manda cuando han matado a un vecino".

¿Y qué opinan los interventores y apoderados del PP? En un sitio donde han sentido tan de cerca la muerte no pueden estar a favor ni de la guerra ni de Aznar. "Yo le voto porque la economía va bien. Hay trabajo y esto es muy importante en un barrio obrero como éste", argumentaba Gonzalo Gancedo, de 58 años.

Tan abrumadora parecía la mayoría socialista que los interventores del partido de Zapatero se vieron obligados a acercarse a los locales del partido para reponer las papeletas poco después de las tres de la tarde. Hasta un chaval de 15 años, Jesús Giménez, quería votar al PSOE, pero la presidenta de la mesa le desengañó. "Quiero votar para que haya justicia contra los paquistanís --en alusión a los cinco detenidos-- pero no me han dejado", se lamentaba el menor.

No fue el único en quejarse. Los familiares de una mujer herida en la masacre, Zahira Obaya Guzmán, lamentaron el "vacío legal" que impide a las víctimas hospitalizadas votar en las elecciones.

Otros heridos y bomberos que rescataron a decenas de personas sí se acercaron a votar. Pero lo hicieron con tristeza. Con la pena de quien ha perdido al compañero que le solía acompañar a cumplir con su deber cívico.