Juntos, pero no revueltos. Esta es, poco más o menos, la teoría que ayer defendió Jordi Pujol en la Universidad Catalana de Verano. El expresidente catalán defendió, en una conferencia, la convivencia entre los catalanes y los inmigrantes, así como la integración de los recién llegados, pero advirtió de que esta política debe hacerse "sin necesidad de llegar al mestizaje". "Será el final de Cataluña", sentenció, para denunciar a continuación que "hay gente" que apuesta por este mestizaje.

El expresidente subrayó en Prada de Conflent (Francia) que Cataluña ha hecho un "gran esfuerzo de convivencia y de cohesión" con los inmigrantes, informa Efe. Pero alertó de que "podría llegar un momento" en que no estuviera en condiciones de hacerlo y "se rompería el país".

AGUA Y SAL Pujol recurrió a varios símiles para explicar su tesis. Primero habló del vaso en el que se tira sal y ésta se disuelve sin problema, incluso si se vuelve a echar un poco más. Sin embargo, llega un momento en que si se aporta más sal, ésta ya no se diluye. Después, comparó Cataluña con un árbol al que desde hace siglos le injertan "constantemente" gentes e ideas. La operación, razonó el líder nacionalista, sale bien siempre que no se haga de una manera "absolutamente abusiva" y que el "tronco sea sólido".

Tras desgranar todos estos argumentos, Pujol concluyó que es imprescindible que Cataluña disponga de competencias en materia de inmigración y que éstas queden recogidas en el nuevo Estatuto. "Es un tema muy serio para mucha gente, pero para Cataluña es además una cuestión de ser o no ser", insistió.

Las palabras de Pujol fueron censuradas por el portavoz de IU-ICV en el Congreso. Joan Herrera aseguró que Pujol "no entiende que la razón de ser de la Cataluña actual es precisamente el mestizaje" y, en este sentido, apostó por un modelo de "interculturalidad", en lugar de la "asimilación" de los recién llegados.