Tres semanas después del 9-N, Mariano Rajoy ha dado respuesta desde Barcelona a la hoja de ruta impulsada por Artur Mas. Lo ha hecho avisando al 'president' de que los 18 meses que plantea hasta culminar con un reférendum definitivo sobre la independencia no son más que "18 meses de viaje a ninguna parte". Le ha dejado claro en este sentido que su Gobierno no se avendrá a negociar ninguna separación amistosa durante ese tiempo "porque nadie pondrá en tela de juicio la unidad de España", y ha rematado con otra recrimínación: "Catalunya no puede ser, porque no lo ha sido nunca, un país de listas únicas. Un poco de respeto a Catalunya".

En la clausura de las jornadas sobre gestión local que los populares han celebrado en el Hotel Grand Marina de la capital catalana se ha visto a un Rajoy menos encorsetado y más directo contra el 'president' de la Generalitat. En otras ocasiones (ha alardeado de que ha visitado 16 veces Catalunya desde que preside el Gobierno) sus frases obligaban a buscar la segunda interpretación. Esta vez, en cambio, ha sido transparente. Ha acusado a Mas de ser el gobernante que "más inestabilidad ha generado en la historia" y le ha acusado de desatender los problemas reales de los catalanes para centrarse únicamente en la independencia. "Nadie tiene derecho a hablar en nombre de toda Catalunya, y menos que nadie un gobernante que ha decidido ignorar a dos de cada tres catalanes", ha proclamado agarrándose a las cifras de participación del 9-N.

Defensa de su gestión de gobierno

El líder del PP, que ha llegado a Catalunya hacia las once de la mañana y ha cogido un vuelo hacia Madrid dos horas después, ha evitado entrar en los discursos del miedo pero, eso sí, sin apuntar ninguna nueva oferta se ha esforzado en detallar todas las actuaciones que su Ejecutivo está llevando a cabo para salvar las cuentas de la Generalitat. Ha hablado de los 24.000 millones del FLA; del fondo de proveedores para ayudar a las farmacias, de la intervención del Tesoro Público para resolver el problema de los 'fondos patrióticos'... Y ha querido dejar claro también que seguirá ayudando cuanto pueda: "No quiero que el desgobierno que se está viviendo aquí afecte a los ciudadanos", ha afirmado entre aplausos. "Los delirios se calman con tranquilidad y no con más alboroto", ha proseguido sabedor de las críticas procedentes de algunos sectores de su partido, que reclaman una actuación más contudente contra el Govern de Mas.

En otro mensaje al ala más dura de su partido, el presidente ha insistido que el "nunca" ha "negociado" sobre la unidad de España, en referencia al proceso participativo del 9-N. Este, en su opinión, resultó ser "una farsa" que acabó convirtiéndose en un "fracaso en toda regla" porque dos de cada tres catalanes decidieron no participar. Aquella consulta alternativa, ha agregado, solo sirvió para generar "división" y para que Mas recuperara algunos votos que se habían ido a ERC. Una conclusión con la que ha intentado también calmar el enfado de ciertos sectores del PP catalán que alzaron sus críticas por que Mas hubiera logrado poner las urnas. A ellos, y en especial al equipo de Alicia Sánchez-Camacho, Rajoy ha querido agradecerles su labor por ser "el bastión del sentido común y la coherencia". Minutos antes, la líder del PPC le ha reclamado una mayor presencia del Estado en Catalunya.

El jefe del Ejecutivo, que ha sido arropado por más de un millar de militantes, ha estado acompañado por cinco ministros: Jorge Fernández Díaz, José Manuel Soria, Fátima Báñez, Ana Pastor y Luis de Guindos. Aparte de la plana mayor del PP estatal y del PPC, también han asistido otros cargos relevantes, entre ellos los presidentes de Madrid, Ignacio González, y la Comunidad Valenciana, Alberto Fabra, y la presidenta del PP madrileño, Esperanza Aguirre.