Despiertan auténtica devoción entre los más pequeños y son sin duda una de las citas más esperadas de las fiestas del Pilar. Ricardo Jaime entró en la Comparsa de Gigantes y Cabezudos de Zaragoza en 1985 y desde entonces no ha dejado de participar ni uno solo año en esta cita tan especial. Sin embargo, este año no podrá hacerlo.

Funcionario municipal de Parques y Jardines, Jaime ha sido durante muchos años porteador de gigante y desde el 2012 ejerce de responsable y coordinador de la comparsa, compuesta por 42 miembros, todos ellos trabajadores del ayuntamiento, que es uno de los requisitos para entrar. "Cada gigante tiene dos porteadores que se van rotando. En el caso de los cabezudos, es siempre el mismo porteador, lo que hace que les cojan más cariño, aunque a todos se les quiere igual", cuenta Jaime.

La primera vez que se metió en las faldas de un gigante tenía 25 años. "Acabábamos de entrar un grupo de funcionarios nuevos al ayuntamiento y Domingo, que siempre lleva El Morico, nos apuntó a la comparsa a seis o siete por su cuenta sin saberlo nosotros", rememora Ricardo Jaime. "La experiencia fue única y ya no hemos parado hasta hoy. Algún compañero se ha ido jubilando pero de aquel grupo todavía quedamos cuatro", asegura.

Los gigantes y cabezudos son un clásico de las fiestas de todos los tiempos. En 1947 ya movían masas. Foto: Colección Memoria Visual Fiestas del Pilar.

La comparsa de gigantes y cabezudos desata un auténtico fenómeno fan a su paso por los barrios zaragozanos durante las fiestas. Compuesta por 12 gigantes, 11 cabezudos y dos caballitos, es todo un clásico de los festejos haciendo las delicias de los más pequeños que conocen a pies juntillas todas sus canciones. "Parece mentira porque los gigantes y cabezudos somos muy feos. Provocamos sentimientos contrarios: a algunos les encanta que nos acerquemos y les demos la mano, y otros lloran como posesos", bromea el responsable del pintoresco grupo.

Para Jaime, lo mejor de esta experiencia es "ver la cara que se les queda a los críos y disfrutar del momento con los compañeros". Cuenta que los pilares se viven con gran intensidad entre los miembros de la comparsa. Se sale casi todos los días y fines de semana, mañana o tarde en función del horario escolar. "La primera salida, la del pregón, es un subidón. Es el pistoletazo y te pones a tope. Yo ahora lo vivo de otra manera pero me emociono igual".

De Gigante a la Ofrenda

Además de estar en la comparsa, Ricardo Jaime forma parte del equipo de jardineros municipales que trabaja durante la ofrenda en la estructura de la Virgen distribuyendo sobre la estructura metálica los ramos de los oferentes, y también realiza los adornos florales del certamen de jotas y el escudo del país invitado. Por eso, ríe, "ni ofrenda ni comparsa, me implico mucho en las fiestas y este año no me lo creo".

Aunque para él los Pilares son "días de trabajo", se muestra "muy triste" por la situación y sobre todo porque los gigantes y cabezudos no asistan a su cita con los más pequeños, aunque sí pudieron hacerlo antes de la pandemia, en San Valero y Carnaval, los otros dos momentos del año en el que hacen su aparición.

"Confiemos en que todo esto pase no por la comparsa sino por todos nosotros. Por la parte que nos toca, sabemos que los niños nos estarán esperando al año que viene y tenemos muchas ganas, debería hacerse algo especial", propone.

Cabezudos en Tik Tok

Para quienes no puedan pasar sin ver a sus personajes de las fiestas favoritos, el ayuntamiento de Zaragoza ha abierto una cuenta en Tik Tok con videos de todos los miembros de la comparsa. https://www.tiktok.com/fiestaspilaroficial