Eros Ramazzotti (Roma, 1963) habla de su nuevo disco, Hay vida, que le traerá en marzo del 2019 a Madrid y Barcelona. Habla en italiano. En castellano le cuesta y quiere que se entiendan bien sus palabras. «En el disco no hay una sola malsonante», dice el eterno embajador del amor.

-¿Le ha cambiado la voz a los 55?

-Sí. No es la voz de los 20 años. Pasé de una voz nasal, una voz de bajo, a una voz de mezzonasal, como dice el doctor que me lleva. Pero hay otros muchos cantantes que tienen una voz más nasal que la mía.

-Y se le ve en forma.

-Cuando empecé, volaba, pero la gimnasia la hago ahora como mis dos hijos pequeños, Raffaela, que tiene 7 años, y Gabrio Tulio, de 3. Estoy preparando la gira, será un tour largo y bueno, tengo que ponerme las pilas. La alimentación es básica.

-Hace unos días actuó en una gala de ‘OT’ y les aconsejó a los chicos humildad. Explíquese.

-Es que si alguien aspira a convertirse en artista y ve que no va a llegar no pasa nada por parar, dar un paso atrás y seguir con otra historia. Los talent shows no pueden ser fábricas de hacer músicos. Las discográficas te cogen un par de años, te exprimen y te dejan, y eso no lo digo yo, es una realidad y la sabe cualquiera en este negocio. Si en esos dos años demuestras que tienes una personalidad fuerte, que eres diferente, original y que vales, podrás ser alguien conocido. De lo contrario, ya lo digo, no pasa nada por dar un paso atrás. Es un gesto de humildad.

-Dice que usted va a contracorriente. ¿Por qué?

-En ninguna de mis letras hay palabras malsonantes. Porque hoy parece que si haces un disco y no sueltas seis o siete tacos no funciona. Voy a contracorriente.

-En ‘Por las calles las canciones’ nos hace bailar con Luis Fonsi. ¿Cómo fue esa colaboración?

-Pensé que si no funcionaban las baladas o el pop, siempre nos quedaría el reggaeton. No, en serio. Era una canción terminada y nos planteamos compartirla con un artista. Pensamos en él, se lo propusimos y enseguida nos dijo que sí. Me llama «maestro», no sé por qué. Aquí no acaba la colaboración. Haremos un videoclip. Como cantamos al final, viva Puerto Rico e Italia.

-Se refiere en otra letra al ‘capelli bianchi’, a las canas. ¿Orgulloso de conquistar a varias generaciones?

-Aún no tengo canas ni tampoco coronilla. [Se toca la cabeza casi rapada]. Es bonito para un artista conquistar a varias generaciones, yo creo que ya estoy en la cuarta. Y es importante seguir ahí, sobre todo para alguien como yo, al que le costó tanto demostrar que era más que un bello ragazzo, un guapo sin sustancia. La música es lo que me hado la oportunidad de expresarme.

-¿El directo sonará distinto? ¿Pasará como hemos visto con su colega Laura Pausini recientemente, vendrá con un espectáculo cañero?

-Sonará distinto, siempre es distinto, pero se oirá mi voz. Yo siempre baso todo en mi voz, en cómo sonarán las canciones. Y después vamos con las luces y todo lo demás que hace grande un concierto. Pero, atención: hoy los espectáculos están demasiado producidos. Si yo cojo unos músicos americanos y unos equipos potentísimos y luego todo está amplificado, no lo estoy haciendo bien, No estoy siendo honesto con el que paga su entrada, no sé si me explico.

-Perfectamente. Laura sigue animando por cierto al Milan.

-Y yo a la Juventus.

-Su hija mayor, Aurora [hija de su primer matrimonio con la exmodelo Michelle Hunziquer] intentó seguir sus pasos en la música y ahora es presentadora de televisión.

-Le gusta el arte y la televisión, y tiene buena cabeza. Lo bueno de ella es que se lo hace todo sola. Me pide consejos a veces, pero ella decide.

-La gira empieza en febrero en Múnich ¿Se lleva a la familia?

-Mi mujer [Marica Pellegrini] es muy organizada y tendremos momentos para estar juntos.

-¿Se sigue viendo en el futuro cantando cosas como ‘Te pertenezco como el verde al prado’?

-Cantaré lo que me pase por la cabeza, lo que sea, pero en un mundo tan decepcionante, tan superficial, tan vulgar en tantos aspectos, cantar al amor es un refugio, es lo que nos queda, es lo que ayuda a compensar tanto desastre.