La nueva oleada de triunfitos comenzó anoche en Barcelona una gira que les llevará a recorrer buena parte de España (inluidas las islas Canarias, pero no Aragón) hasta el próximo mes de junio. La expectación que ha rodeado a esta nueva entrega de la factoría Operación Triunfo se asemeja a la de la primera edición, aquella de Rosa, Chenoa, Bisbal y Bustamante, y demuestra casi cada día que la vieja fórmula de la fábrica de estrellas (veremos si fugaces) mezclada con competitividad y romance conserva su punch. Un Palau Sant Jordi lleno gritó y rugió ante el desfile de los 16 titulares de esta 9ª edición de O.T. Festival de covers, voces hiperpreparadas y muchas ganas de que algunas de las parejas participantes proclamaran públicamente su amor.

El de anoche fue un maratón de canciones, 37 en total sin contar con la casi mítica sintonía del programa. La pareja de la noche, eurovisiva ella, es decir, Amaia y Alfred, demoró su aparición en escena hasta el tramo final, de modo que hasta entonces se sucedió un carrusel de actuaciones que tuvo algo de desfile de voluntariosos teloneros. Una y otro se dejaron ver, eso sí, con otros partenaires. Amaia, con Ana Guerra en honor a Presuntos Implicados (Todas las flores), y Alfred, haciendo buenas migas con Marina en ese clásico del pop adulto moderno llamado Don’t dream it’s over, de Crowded House.

Cerca del final, tras cantar Shake it out, Amaia invitó al escenario a quien todos tenían en mente. «No hace falta presentar a esta persona, solo decir que le quiero un montón», indicó dando paso a Alfred, con quien se sentó al piano, casi cheek to cheek, en un sencillo y bien trazado City of stars, de la película La la land. Y obviamente, también ofrecieron Tu canción, la apuesta de Eurovisión-18, con Amaia y Alfred besándose por fin, sin amago de efecto cobra alguno.