IPese a que ha tomado varias medidas, el nivel de corrupción todavía es una preocupación para Letonia", asegura la Unión Europea en el último informe que hizo en noviembre sobre los nuevos países miembros. La radiografía de Bruselas ha dado desgraciadamente en el clavo. El país báltico vive estas semanas una crisis de Gobierno abisal. El primer ministro, Einars Repse, cesó hace dos semanas a su viceprimer ministro, Ainars Slesers, porque éste se había rebelado y pedía insistentemente una comisión --que finalmente se ha constituido-- para investigar sus últimas adquisiciones inmobiliarias.

Resulta que Repse compró el año pasado siete casas repartidas a lo largo y ancho del país de los lagos --tiene 3.900-- y consiguió créditos bancarios muy ventajosos. Repse, cansado de que su segundo lo atacara, lo despidió, culpándole, en un arrebato surreal, de los retrasos que sufre la organización del mundial de hockey sobre hielo que Riga, la capital, organizará en el 2006. A consecuencia de la salida de Slesers del Gobierno, el primer ministro --del partido de derechas La Nueva Era-- afronta un Ejecutivo en minoría, ya que ha perdido el apoyo del Primer Partido de Letonia (LPP).

Rencillas con Rusia

Pese a este lamentable episodio, al frágil Gobierno le ha faltado tiempo para anunciar, confirmar y reconfirmar que esto no afectará al ingreso de Letonia en la Unión Europea (UE), y en la OTAN, el 1 de mayo. El país báltico tiene ganas de "volver a Europa", como dicen los que están a favor de la adhesión. Tiene ganas de olvidar el siglo XX, en el que los letones fueron invadidos por los nazis tras hacerlo Stalin, quien pulverizó su lengua y su cultura y sometió al país a un proceso de rusificación que aún pasa factura.

Y pasa factura porque los actuales gobernantes se basan en la tragedia que vivieron para justificar una política discriminatoria hacia los 673.000 rusos que hoy viven en el país que no pasa el mínimo examen de derechos humanos. Si una persona quiere acceder a la ciudadanía letona debe pasar estrictos exámenes de letón y de historia, y si no lo hace, sus hijos tampoco la adoptarán automáticamente.

Privatizaciones

Letonia fue la república soviética que antes consiguió transformar la economía planificada que heredó de Moscú. Las primeras grandes privatizaciones las llevó a cabo en 1992, cuando ya empezaba a mirar hacia Bruselas con cierta envidia. En un primer momento, el aumento del paro llegó a estrangular al país, pero poco a poco el índice de desempleo empezó a bajar, hasta situarse en el 12%. El consumo interior ha sido suficientemente fuerte para sostener la economía del país, ayudada sobre todo por las exportaciones a los países de la Comunidad de Estados Independientes.

Pero, en general, la penuria económica se encuentra tan generalizada que incluso puso en peligro la celebración del festival de Eurovisión, que el año pasado tuvo lugar en Riga. El ayuntamiento dijo que no podía ofrecer el millón de euros que había prometido. Finalmente, las autoridades salieron adelante y el certamen se celebró. Un guión que se repite en su adhesión a la UE. Su expediente no es impecable, pero el 1 de mayo Letonia será uno más del grupo.

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