El primer ministro francés, Jean Pierre Raffarin, y su ministro de Economía y flamante candidato a la presidencia del partido conservador Unión para un Movimiento Popular (UMP), Nicolás Sarkozy, se esforzaron en dar ayer una imagen de unidad en la clausura de la universidad de verano en Avoriaz. Raffarin recordó no obstante a su "candidato favorito" que la "lealtad" al jefe del Estado sigue siendo "la prioridad".

Para salvar las apariencias, el jefe del Gobierno y su número dos, que durante el verano libraron un duro pulso, llegaron juntos al último acto del tradicional encuentro veraniego del partido del Gobierno. Ante la acogida triunfal de los jóvenes militantes, que lo recibieron al grito de "¡Sarkozy presidente!", el todavía ministro de Economía pronunció el sábado su primer discurso programático, que estuvo basado en la "unidad". Sarkozy se dijo dispuesto a "trabajar con todos" e incluso a ayudar al presidente francés, Jacques Chirac, a que su mandato "sea un éxito para Francia".

El dirigente también precisó que la mejor manera de ganar de nuevo en el 2007 es que la UMP se convierta "en dos años en la formación política de referencia para la derecha, el centro y los liberales en Europa". Por supuesto, con él al frente, si sale elegido en el congreso de noviembre. En ese caso, no hay duda de que Sarkozy --que renunciará a la cartera de Economía, según el compromiso que alcanzó con el jefe del Estado--, utilizará la UMP como trampolín para desbancar al propio Jacques Chirac en la presidencia de la República dentro de tres años.

En su discurso de clausura, Raffarin insistió en la necesidad de actuar con "lealtad" hacia "el presidente de la República" y aseguró que no se "aceptará ninguna excepción para este principio". En una situación cada vez más incómoda, Jean Pierre Raffarin, que en un momento aspiró también a controlar la UMP, optó finalmente por renunciar, para evitar una nueva guerra de sucesión.