"Lo que estaba en juego no era el nombre de un candidato, sino un rumbo para el país", ha dicho el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, tras confirmar su victoria en la segunda vuelta de las presidenciales. Los más de cinco puntos de diferencia que le ha sacado al 'uribista' Oscar Iván Zuluaga han sido considerados por el Gobierno como un referendo a favor de continuar las negociaciones con las FARC y, posiblemente, el ELN, para poner fin a un conflicto armado de medio siglo y que ha dejado más de 360.000 víctimas.

"Colombianos de muy diferentes convicciones políticas, incluyendo muchos que no simpatizaban con mi Gobierno, se movilizaron alrededor de una causa, que es la causa de la paz", ha señalado el candidato de Unidad Nacional. Su propuesta de llegar a un entendimiento con las FARC le ha permitido recibir los votos de los verdes y de la izquierda parlamentaria. El empresariado también se ha inclinado por un hombre de la rancia élite de Bogotá. Los antiuribistas también han apostado por Santos como "mal menor" y parte de los conservadores han hecho lo mismo. La convergencia de estos factores explica que Santos haya logrado el 50,9% de los votos y Zuluaga, con su promesa de restaurar la política dura de "meter bala" a las guerrillas para obligarlas a una rendición incondicional, un 45,2%. Un 4% de los colombianos han votado en blanco. En total, 32 millones de ciudadanos estaban llamados a las urnas. Solo han ejercido su derecho unos 14 millones. Para los analistas, esta indiferencia frente a asuntos tan vitales es una señal de alerta.

"El momento de la paz"

Los colombianos, ha dicho Santos, "se movilizaron porque saben que la historia tiene sus momentos, y que este es el momento de la paz. El momento de terminar este largo y cruento conflicto. El momento de reconocer y responderles a todas las víctimas. El momento de reconstruir las regiones azotadas durante décadas por la violencia".

El mandatario reelecto ha apuntado también que el mensaje para las FARC es claro. "Este es el fin, y hay que llegar a él con seriedad y decisión. Este es el fin de más de 50 años de violencia de nuestro país y el comienzo de una nueva Colombia con más libertad y más justicia social, una Colombia en paz consigo misma". Santos ha reconocido que el final de las negociaciones con la guerrilla "no será fácil" pero es el mejor camino para el país. "Bien lo dijo el papa Francisco; para conseguir la paz se necesita valor, mucho más que para hacer la guerra, se necesita valor para decir sí al encuentro y no al enfrentamiento, sí al diálogo y no a la violencia".

Negociaciones con las FARC

El diálogo entre el Estado colombiano y las FARC se viene celebrando en La Habana desde finales del 2012. De una agenda de cinco complejos puntos, ya se ha llegado a un acuerdo en los cuatro primeros: el problema de la tierra, que ha sido el gran desencadenante del conflicto armado, los mecanismos de reinserción política de la insurgencia una vez que abandone las armas, la cuestión de los cultivos ilícitos y el narcotráfico y, días atrás, los caminos para solucionar una de las peores herencias del enfrentamiento: el de las víctimas.

"No se trata solo del fin de la guerra. Esta es una gran oportunidad para nuestro país. Una oportunidad para crear más trabajo, para parar el crimen, para mejorar la educación de nuestros hijos y para asegurar que el crecimiento de nuestra economía beneficie a todos.

Sin el peso del conflicto sobre nuestras cabezas, ¡Colombia será mucho más grande!", ha subrayado el presidente. El Estado colombiano gasta actualmente un 14% de su presupuesto en cuestiones relacionadas con la Defensa y la seguridad. La educación y la salud son asuntos relegados.

Felicitación de Zuluaga

"No reconozco enemigos, no guardamos rencor", ha afirmado también el mandatario sobre su rival, Oscar Iván Zuluaga, el delfín de Álvaro Uribe. "Desterremos el odio y la violencia de nuestra democracia", ha reclamado tras una campaña electoral que estuvo marcada por la crispación. Zuluaga, que ejerce de portavoz del expresidente Uribe, enemistado con Santos, no se ha demorado en reconocer su derrota y felicitar "por convicción democrática" al ganador. No obstante le ha recordado que ha recibido los votos de "siete millones de colombianos cuya voz tendrá que se ser escuchada por el nuevo Gobierno".