La Administración de George Bush abrió ayer la puerta a Canadá y a otros países, como Francia, que se opusieron a la guerra, a que participen en la reconstrucción de Irak. Al margen de la cumbre de Monterrey (México), Bush ofreció así un regalo al primer ministro canadiense, Paul Martin, que se estrenaba en la escena internacional.

Canadá, al igual que Francia y Alemania, fueron excluidos de los primeros contratos cerrados por Estados Unidos para la reconstrucción de Irak. Bush confirmó la inclusión de Ottawa en la segunda ronda. Por su parte, Sean McCormack, un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, añadió: "Si Francia y otros países quieren unirse a nuestros esfuerzos en Irak, las circunstancias cambiarán".

CITA DE DONANTES EN MADRID "El presidente quiere que se reconozca la contribución de Canadá y de otros países a la Conferencia de Donantes de Madrid" de finales del pasado mes de octubre, añadió McCormack. Para la Casa Blanca, sólo los países que tenían tropas sobre el terreno en conflicto merecían entrar el reparto de las licitaciones para la reconstrucción de Irak. Pero Bush no recogió adhesiones cuando trató de incorporar una fuerza multinacional para aliviar el peso militar y económico con el que corren sus tropas en Irak. Ahora, Bush tiende la mano a sus críticos.

UNICA AMENAZA La guerra contra Irak no sólo fue "innecesaria", sino que ha privado de recursos y atención a la crucial lucha contra Al Qaeda. Así denunció ayer la invasión de Irak el Army War College, una institución académica del Ejército de Tierra de EEUU.

En un documento de 56 páginas escrito por el experto en Defensa Jeffrey Record, se arremete sin piedad contra la guerra de Bush y se ataca, en particular, la impresión creada por la Casa Blanca de que Al Qaeda y el régimen de Sadam constituían "una única amenaza terrorista". Record afirmó que poner a Sadam Husein y a la red terrorista de Osama bin Laden en la misma cesta fue un "error estratégico de primera magnitud, porque ignoró diferencias críticas entre ambos en carácter, peligrosidad y susceptibilidad a ser disuadidos por una acción militar de Estados Unidos".

"El resultado ha sido una guerra preventiva innecesaria, lanzada selectivamente contra un Irak disuadido, que ha creado un nuevo frente para el terrorismo islámico en Oriente Próximo y ha privado de atención y recursos a la seguridad de EEUU contra otros asaltos de Al Qaeda", opina Record.