Anastasia Bengoechea es una ilustradora que ha despuntado gracias a las redes sociales, donde publica sus dibujos cargados de ironía y reivindicación. Impartió el martes una conferencia en el CaixaForum.

—¿Por qué Monstruo Espagheti?

—El nombre viene de la religión del Monstruo de espagueti volador que es una religión parodia sobre la cristiana y especialmente sobre los creacionistas que son una rama un poco extrema de la misma. Me gusta mucho porque reúne muchas cosas con las que me identifico, hace una crítica muy imaginativa y con mucho humor sobre algo y eso es un poco como lo que yo creo que hago. Es una religión de broma y por eso me siento afín a hacer una crítica así, una crítica que llega a mucha más gente que diciendo simplemente estos tíos son unos carcas.

—Y, para ello, apuesta por el trazo sencillo en sus ilustraciones, ¿por qué?

—Es una preferencia a nivel estético porque me gusta ese tipo de dibujo y, sobre todo, es un intento de que prime el mensaje sobre el dibujo y de que la gente que lo ve se fije más en el mensaje, que parezca algo espontáneo.

—¿Tiene que ver también con que le permita ser más directa?

—Sí, y además yo creo que el humorista gráfico es alguien que tiene que estar muy al día y saber mucho de lo que está ocurriendo en cada momento, en el día a día, leer los periódicos… porque una broma puede hacer gracia hoy pero no mañana. Además, el estilo fresco y dinámico te permite dar la sensación de que está hecho al momento.

—Lo suyo es un éxito que surge directamente de las redes sociales, ¿se lo esperaba?

—No, para nada… Yo empecé en el 2014 y entré en un momento muy bueno porque en esa época no había muchos ilustradores que subieran su trabajo a redes pero no me esperaba este éxito.

—Que una mujer triunfe en el humor gráfico tampoco es muy habitual aunque estemos ya en el siglo XXI.

—Lo bueno de las redes sociales es que cada uno publica lo que le da la gana y ya no necesitas un editor, como antes, al que le tenía que gustar. No hay un intermediario, es algo muy democrático, cualquiera con talento puede expresarse.

—Me refería más bien a que es una prueba de que la revolución feminista ha vivido su gran año, ¿ya no hay marcha atrás?

—Espero que no la haya… pero espérate, a ver con los de Vox ahora...

—¿Siente que es un referente?

—Sinceramente, cuando dibujo y hablo de algo, no tengo intención de sentar cátedra. Simplemente hablo de las cosas que a mí me afectan en el día a día, de las cosas que yo personalmente sufro y observo. Y resulta que una de las consecuencias es que tú hablas sobre ti pero la gente tiene problemas muy parecidos. No solo hablo de una cosa pero sí que lo hago también del feminismo.

—¿Cómo es su forma de trabajar?

—Apunto muchas ideas y sobre todo yo me planteo varias preguntas cuando me siento a dibujar, ¿qué me molesta a mí?, ¿qué cosas quiero decir realmente? No qué quiero decir para que le guste a los demás o para que me den más likes sino cómo puedo ser original.