Guitarrista de La habitación roja, grupo que cuenta con una legión de seguidores en Zaragoza, donde la banda valenciana estuvo tocando anoche en Las Armas con el aforo completo y cuya noche cerró él mismo a los platos.

—Zaragoza y aforo completo es casi lo mismo cuando toca La habitación roja.

—La verdad es que siempre ha sido una ciudad muy especial para nosotros y con la que tenemos mucha relación. Yo, además, he vivido aquí y siempre es una fecha marcada para nosotros y es un placer ir a una ciudad sabiendo que lo tienes todo vendido.

—Todo el mundo dice que están en uno de sus mejores momentos como banda, ¿lo ratifica?

—Nosotros siempre lo creemos y lo decimos pero a veces es verdad (risas). No sé, es verdad que tenemos un disco que nos gusta mucho, que está funcionando muy bien en directo. Es un disco con el que mucha gente nos dice que le gusta mucho más después de oírnoslo en directo.

—Uno nunca sabe en la música pero ese disco ha sido, desde luego, un paso arriesgado en cuanto a sonido.

—Sí, uno nunca puede saber pero sí puede saber más o menos un sonido general y qué cosas funcionan y en ese sentido es un disco que va a contracorriente, con sonidos bastante poco limpios. Hoy en día se lleva la voz a toda castaña y nosotros vamos más apagadito. No está hecho para gustar a muchísima más gente de la que ya gustas porque es un sonido que hay que escuchar varias veces.

—¿Nada nuevo en La habitación roja, no? Me refiero a que siempre se han guiado por sus propios instintos.

—Sí, a la hora de elegir productor hemos trabajado con Albini, con Santi García o con Paco Loco que no serían tres productores que se caractericen por hacer que todo suene bonito y fácil. Al final los discos, aunque obviamente a cuanta más gente les guste mejor, los grabamos para nosotros.

—En un mundo tan inestable como la música, sorprende que lleven tanto tiempo juntos.

—Desde que te montas un grupo tu deseo es hacer canciones y poder tocarlas por ahí. Nosotros, y supongo que ahí está la clave, disfrutamos mucho viajando, nos llevamos bien... Nos gusta pasar 15 días o un mes juntos dedicados a la música, lo vemos casi como un privilegio. Supongo que todos damos en el día a día nuestro brazo a torcer en mil cositas para que el bien común prevalezca.

—Algo clave porque no entra tanto dinero como parece con la música.

—Realmente es una fuente de ingresos muy inestable, tienes que ser consciente de no derrochar cuando te entra. Nosotros también somos gente muy trabajadora, tocamos mucho, pinchamos, yo tengo más grupos…

—¿Cómo les afectó el problema de salud de Jorge (vocalista y guitarrista)?

—Te pone las pilas. De repente no das por garantizadas muchas cosas, nos sentimos muy frágiles. Fue un susto gordo, en un par de días no supimos si se iba a recuperar lo suficientemente bien para seguir con la música. Tocar es muy exigente a nivel de viajar, mucho avión, mucha furgoneta, las posturas son muy poco saludables, comer fuera, acostarte tarde y hay que estar sano para tocar en un grupo sobre todo si no eres muy famoso.