La población de Torres de Berrellén volvió a hermanarse con las personas con discapacidad auditiva unidas por la figura de un aragonés ejemplar, Juan Pablo Bonet, nacido en esta población e inventor del primer alfabeto para sordos.

Como viene siendo tradicional en la población ribereña, una vez al año, la corporación municipal recibe la visita de representantes de la Asociación de Sordos de Zaragoza que en una jornada de hermandad que se ha convertido en toda una fiesta. Así, vecinos y asociados realizaron una vez más actividades conjuntamente y disfrutaron en torno a la figura de este ilustre aragonés. En el programa de actos participaron los representantes de la corporación municipal, encabezados por su alcalde, Joaquín Berna, así como comarcales, como su presidente, Alfredo Zaldívar.

La jornada comenzó con el recibimiento en la casa consistorial a los más de cincuenta asociados de la agrupación zaragozana. Después, y como marca la tradición, se visitó la imagen de Juan Pablo Bonet en la plaza, un lugar en el que se tomó una instantánea para el recuerdo.

Más tarde, el consistorio ofreció un ágape con el que agasajó a sus visitantes. Y no faltó el deporte, con un partido de fútbol en el que autoridades y visitantes demostraron sus ganas y su estado físico. Según explican, lo de menos fue el resultado.

La principal novedad de esta edición fue la recuperación de un canto a Bonet. El himno canta así "Gloria a Bonet/ gloria a Aragón/ y al pueblo de Torres/ por su gran honor./ Con tu llibro prodigioso/ y el arte de hacer hablar/ de la esclavitud y el silencio/ libraste a la humanidad./ Libro que nunca envejece/ cual flor que no se marchita/ despertaste a todos los sordos/ y le resurgió otra vida./ Gloria a Bonet/ gloria a Aragón/ y al pueblo de Torres/ por su gran honor" .

Voz para los mudos

Juan Pablo Bonet es uno de los vecinos más ilustres de Torres de Berrellén y de la comarca de la Ribera Alta del Ebro. En 1620, Bonet, defensor de la metodología oralista, publicó su libro Reducción de las letras y artes para enseñar a hablar a los mudos , obra con la que sentó las bases para siguientes estudios, y donde explicó los métodos que él mismo utilizó en la instrucción de los sordos.

El vecino de Torres de Berrellén defendía el entrenamiento oral a partir de los primeros años, y sostenía que la primera tarea pedagógica consistía en aprender las letras del alfabeto manual a través de su forma escrita.

Después, el maestro debía comenzar la enseñanza de la pronunciación de las letras, continuando con sílabas sin sentido, las palabras concretas y terminando con las estructuras gramaticales

C.R.A.E.