"Yo no sé si soy poseído por él o lo poseo". Así habla Juan Sanz del hotel rural de 300 metros cuadrados que regenta junto a su mujer desde 2007, y que está ubicado en la comarca de Valdejalón, en el término municipal de Calatorao. El edificio, núcleo de una finca de 13 hectáreas de árboles centenarios y tranquilos paseos, esconde un gran tesoro: una extensa colección de objetos y figuras de personajes de tebeo, en los que Tintín es el protagonista.

26 Labrador, como se llama el hotel, se inauguró y abrió sus puertas hace 13 años pero la idea había surgido ya en 2001 cuando los propietarios se pusieron manos a la obra. "Yo creo que en el planeta no hay otro sitio igual", declara Juan Sanz.

La colección que alberga el edificio tampoco se crea en un día, ni en dos. El dueño lleva más de treinta años jugando a "la suerte del descubrimiento", como él denomina al proceso lento y largo de coleccionar, un viaje en el que "todos los días hay trabajo por hacer".

La colección es extensa y está compuesta por figuras de todos los tamaños, pósters, cuadros y objetos como relojes de todo tipo, cajitas y plumieres que se distribuyen en 26 vitrinas.

El protagonista de la colección es Tintín porque el belga Hergé, su creador, fue el primero que se dedicó a vender merchandising. Pero en la colección entran nombres como Marsupilami o Spirou y Fantasio, entre muchos otros personajes de tebeo. Juan Sanz reconoce no saber exactamente cuántas piezas componen la colección y aunque la puede cifrar en más de 3.000 piezas, explica que "es una muestra chiquita de lo que hay". Para reunir esta colección que "no tiene precio", ha tenido que viajar por países como Francia, el país por excelencia del cómic, Bélgica, Holanda, Alemania e Italia, entre otros, que es donde se realizan estas piezas de coleccionismo, de las que se tiran muy pocos ejemplares.

La pasión de Juan Sanz por el tebeo nació en su infancia. Él mismo recuerda que su primer álbum de Tintín se lo regalaron cuando tenía ocho años, "Isla Negra, todavía lo tengo". Y desde entonces ha ido engrosando la colección poco a poco, a base de suerte y esfuerzo. Sin embargo, reconoce que en la actualidad ya no compra tanto porque le parece "una tomadura de pelo": se repiten piezas y algunas que se realizaban habitualmente con resina ahora se hacen con porcelana de Limoges.

TRATO CERCANO

Pero los clientes del hotel, holandeses, franceses, ingleses, italianos y algunos españoles, "no vienen por la colección, vienen porque es un sitio idílico", explica el propietario y añade que "por la colección habrán venido unas seis personas" debido probablemente a la poca afición en España por el cómic, no así de Tintín, del que hay grandes aficionados. Los clientes de 26 Labrador "se convierten en amigos de los pocos que vienen", reconoce Juan Sanz. Sin embargo, los que se han hospedado, han acabado encantados por la singularidad del lugar.

Quizá el encanto del hotel radique en que no tiene televisión, ni radio, ni minibar en las habitaciones. Y a ello hay que añadirle el ambiente rural y la colección única de piezas relacionadas con el mundo del tebeo. Un lugar de novela gráfica "que no se puede contar, que hay que ver", concluye su propietario, Juan Sanz.