El importe del proyecto para los propios agricultores, la falta de seguridad derivada de la alta tectonización del terreno donde se asienta, las características geológicas de la zona y el olvido de las tierras de cultivo que van desde Huérmeda hasta Morata son los principales motivos alegados por la oposición a Mularroya para la construcción de este pantano.

Unas doscientas personas respondieron a la convocatoria realizada por la plataforma Jalón Vivo, la cooperativa y los regantes de Morata tras aprobarse la declaración sobre el impacto medioambiental. Estos organismos presentaron el proyecto en una reunión mantenida en el colegio de Morata el pasado 2 de enero en la que adelantaron que se tomarán las medidas judiciales posibles para detener la construcción de este embalse que, según afirmaron, "forma parte del trasvase del Ebro".

La solución planteada por estos colectivos es destinar el dinero del pantano a modernizar los regadíos. "Tenemos una agricultura rica y potente, lo único necesario es modernizar los regadíos. Los celtíberos ya cruzaban un tronco sobre el río y regaban a manta; el sistema de los árabes fue maravilloso en su época pero, en el siglo XXI, no podemos seguir así", explicaba Paco Bernal, portavoz de Jalón Vivo.

La oposición al pantano destacó la imposibilidad de regar las 900 hectáreas de regadío situadas aguas arriba de Morata ya que "el proyecto reconoce que sólo se puede garantizar el caudal ecológico al 98% en octubre", apuntaba Bernal. Emilio Yus, de la cooperativa San Roque, afirmaba que "el regadío de Morata va a ser el gran perjudicado" porque el caudal de 1,89 m3/sg. "es insuficiente para mantener nuestros cultivos".