Los jóvenes celebraron durante el 7 y 8 de febrero los quintos, una fiesta que en el pasado se relacionaba con el reglamentario sorteo para su incorporación al ejercito o "mili".

En Cosuenda y con la colaboración del ayuntamiento, el baile de "quintos" de la noche del sábado 7 marcó el inicio de esta celebración que este año protagonizaron 13 jóvenes. El domingo a las 8 de la mañana y tras un concurrido desayuno, los quintos junto con todos aquellos que les quisieron acompañar iniciaron la primera ronda por las calles de la localidad entonando las más picantes y pícaras jotas.

Posteriormente a las 11 de la mañana comenzó la segunda ronda con bandeja y espada en mano, solicitando las bondades de los vecinos del pueblo traducidas en propinas y alimentos tradicionales. A continuación y en el pabellón municipal se celebró junto a los amigos y familiares de los quintos la comida de hermandad, cuyo excedente se reserva para la tarde del jueves lardero.

Este año y a instancias de los más mayores se engalanó el puente de la iglesia con ramas de pino y cintas de colores por donde los quintos fueron desfilando recuperando de esta manera una tradición perdida desde hace unos años.

Aguarón es otra de las localidades en donde la fiesta de "quintos" tiene una tradición muy arraigada, tanto que ni los mayores recuerdan sus orígenes. A lo largo de todo este tiempo han sido muchos los atuendos y costumbres que los quintos han portado.

Según los recuerdos de los más mayores, antiguamente los quintos utilizaban el traje de baturro para la ocasión, cachirulo en la cabeza y una vara de madera pulida con abrazadera de cuero o piel. Pasados unos años se abandonó el cachirulo a favor de la boina o sombrero de fieltro en minoría, incorporándose además un pañuelo al cuello y una especial acompañante que ha se ha mantenido hasta nuestros días: una burra debidamente equipada con su albarda, serón de esparto y arreos especialmente limpios para tan significado día.

Con el paso de los años las costumbres de esta fiesta fueron evolucionando, así y durante los años 50 se comienza a cantar, durante la tradicional ronda por las calles del pueblo, a las "quintas" coplas alusivas a su belleza principalmente, mientras casa por casa van recolectando los tradicionales alimentos aragoneses que son cargados en la burra.

Conforme fueron pasando los años las "quintas" se fueron incorporando a la fiesta, en un principio invitadas a tomar café, posteriormente incluso ya a comer junto con ellos y hoy en día con un protagonismo compartido junto con los "quintos". Actualmente "quintos y quintas" celebran conjuntamente esta tradicional fiesta conservando en sus atuendos el sombrero, el pañuelo en el cuello (en recuerdo del primitivo cachirulo) y la vara, que ahora la adornan con vistosas cintas de colores y acompañados siempre por la burra, que es el único personaje de la fiesta que no ha evolucionado en su "vestimenta".

Siguiendo un años más esta popular tradición, los "quintos y quintas" de Aguarón salieron a la calle el pasado día de San Blas para celebrar su fiesta. Misa por la mañana, desayuno en el casino y ronda por las calles del pueblo entonando los cánticos alusivos a cada zona del pueblo con "parada y fonda" en la casa de cada "quinto" para reponer fuerzas, finalizando el día con una comida y fiesta compartida con todos los vecinos del pueblo.

M.A.CAMPOS