El 5 de diciembre se cumplieron 150 años de la creación de la Sociedad del tío Alejos en Vistabella, entidad que intentó paliar los efectos de la Ley de 1 de mayo de 1855 promovida por Pascual Madoz, ministro de Hacienda del Gobierno del general Espartero.

La mencionada ley declaraba en estado de venta todos los predios rústicos y urbanos, censos y foros pertenecientes al Estado, clero, órdenes militares, cofradías y los propios y comunes de los pueblos. Es decir, a los bienes y derechos propiedad del concejo municipal que desde la Edad Media habían servido de principal soporte económico para cubrir muchos gastos colectivos del municipio. La ley preveía que se dividieran las fincas con el fin de evitar su acumulación en pocas manos. También pretendía reducir la enorme deuda pública.

Con tal motivo en Vistabella surgió la voluntad de compra de bienes propios de Alejos Melguizo Andreu, labrador, y su esposa Teresa Floría Domínguez, ambos vecinos de la localidad. Adquirieron en pública subasta, el monte chaparral en Valdedaroca, y otro denominado la Vizcaina, ambos del término de Vistabella. La escritura de venta judicial se otorgó en 5 de diciembre de 1869, ante el notario Marcelino Ena.

Posteriormente, el bueno de Alejos traspasaría la propiedad adquirida a los vecinos de Vistabella, en escritura de fecha 27 de diciembre de 1874, ante el notario Lorenzo Badal, rigiéndose la sociedad creada por una serie de pactos de los que reproducimos estos: «En primer lugar se dividirán las porciones de monte en ocho cuarteles y en cada cuartel cada socio tendrá su suerte; no se podrá cultivar, pues han de existir siempre las suertes en mancomunidad las yerbas que produzcan; cumplidos que sean quince años se dará comienzo a la corta; la entrada de los corderos a pastar tendrá lugar el segundo y tercer año; el ganado lanar entrará a pastar cumplidos que sean tres años, excepto los carneros que no podrán entrar hasta los cuatro años, llevando cada rebaño de estos una guía; los socios podrán utilizar las leñas en todo tiempo en sus suertes. Las bellotas que lleguen a coger el ganado se las comerán y las que no lleguen serán para el dueño; en el cuartel que se ha de cortar, entrará toda clase de ganado desde primero de julio hasta que se concluya la corta que será el tres de mayo».

Sirvan estas líneas para reivindicar la figura generosa del tío Alejos, personaje vistabellense casi olvidado, que intentó paliar los efectos demoledores para el campesinado de la Ley Madoz. T