El 29 de junio, alrededor de la una de la tarde, se produjo un incendio forestal en los términos de Villanueva de Huerva y Aylés, alrededor de 120 hectáreas en cada término fueron arrasadas. Esto obligo a cortar la A-1101. Intervinieron cinco helicópteros -cuatro del Gobierno de Aragón y uno de la BRIF de Daroca-, un hidroavión Foca, dos retenes con autobombas y voluntarios del pueblo con sus tractores, labrando los campos para hacer cortafuegos.

Cuando vieron que llegaba la noche, el fuego no estaba controlado y se iba acercando al pueblo. Llegó un nuevo hidroavión y pasadas las diez de la noche el incendio quedó apagado, quedándose algún retén de vigilancia. Los vecinos estuvieron durante el día muy pendientes y se pidió la colaboración ciudadana para hacer bocadillos y recoger agua para llevar a las cuadrillas que estaban trabajando.

Ahí no quedó la desgracia para Villanueva. El 8 de julio, en torno a las dos de la tarde, empezó a caer una graniza que ni los más ancianos del lugar habían presenciado nunca. El tamaño del granizo era como pelotas de tenis de mesa. Fueron unos 15 minutos, que parecieron eternos. El suelo quedó blanco, como si hubiera caído una nevada.

Debido al granizo, quedó afectada la mitad del término de Villanueva, con daños del 90% de las viñas y grandes pérdidas en los cultivos de almendra, cereal, frutales y hortalizas. Además, hubo infinidad de desperfectos en canalones, tejados, farolas, etc. T