Filiz, una bella joven de Turquía, sufre violencia de género y es la protagonista de Cárdeno adorno, la primera novela de Katharina Winkler (Viena, 1979), quien ha dado voz a una mujer a la que nunca se escuchó: «No es la historia de una víctima, sino de una heroína», explica la autora.

Con un lenguaje poético depurado, Cárdeno adorno (Periférica) evidencia la situación de tantas niñas y mujeres ante sus verdugos -sus propios padres, abuelos, maridos o hermanos-, ante la dominación masculina violenta, basada muchas veces en la tergiversación de conceptos como el amor, la religión o el honor.

Y lo hace a través de la voz de una mujer real, a la que Winkler, licenciada en Filosofía y Teatro, tuvo el «privilegio» de conocer personalmente: «Ha sido el intento de darle voz a una mujer cuya voz nunca se oía, y de escucharla. Y de darle valor y respeto a lo que ella ha hecho», asegura.

«Cuando tenía 13 años, de repente se presentó en la consulta de mi padre, que era médico rural en Austria, y mi madre se dio cuenta de que debajo de su nicab -un velo que cubre el rostro- tenía cardenales. Muchos», relata la autora.

Su madre, añade, desarrolló «lentamente y con mucho cuidado» una relación con aquella mujer durante años, y ese fue el «impulso» de su emancipación. «Cuando yo tenía 20 años, le pedí que me contara su historia. Ya entonces estaba segura de que quería guardar esta historia, pero también sabía que entonces no tenía la madurez lingüística para escribirla», comenta.

Así, más de 10 años después de grabar las vivencias de Filiz, primero en su aldea en Turquía y después en Austria, Winkler ha tenido la «osadía» de plasmar esa historia con lenguaje muy poético.

Winkler está embarcada en su siguiente obra, que, adelanta, tratará sobre la «situación política actual».